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lunes, julio 21, 2025

Miniturismo: Pardo, el pueblo favorito de Adolfo Bioy Casares

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Los pueblos bonaerenses buscan reciclarse y adaptarse a los tiempos para evitar que se vacíen por la emigración de los jóvenes. Por eso, desde hace ya un tiempo largo, el turismo rural impulsa el desarrollo de distintos emprendimientos locales.  

Pardo, un pueblo de 200 habitantes, ubicado en la Ruta 3, km 223, se ofrece como una alternativa de recreación para los amantes de la paz y de la historia. “Pardo es el mejor pueblo del mundo”, afirmó el escritor Adolfo Bioy Casares, ya que pasaba gran parte del año en la estancia familiar llamada “Rincón viejo”.  

“Y tenía razón, no soy quién para desmentirlo. De todos modos, el que vive acá lo confirma a diario porque es muy mágico”, subrayó la coordinadora del Museo y Biblioteca Adolfo Bioy Casares, que funciona desde 2003 por iniciativa popular en la antigua estación del Tren del Sud de Pardo.

  • Casamiento de Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo en Las Flores, 1940. Acompañan de izquierda a derecha los testigos: Oscar Pardo, Enrique L. Drago Mitre, y Jorge Luis Borges.
  • A.B.C lee en la estancia de Pardo en 1965.

“Los abuelos de Bioy tenían un hermoso campo muy grande de 10.000 hectáreas y una casona que aún hoy se mantiene. Ese casco era a donde Adolfo venía a escribir. En principio, él pasaba sus veranos inspirándose en esta paz y en este hermoso lugar; venía con su esposa, Silvina Ocampo, y con Jorge Luis Borges. Era como su espacio de conexión. Él decía que Pardo era su musa inspiradora para poder crear sus obras”, comentó Graciela Espinosa en «Eco de Radio» por Radio Universidad FM89.1

En efecto, Bioy escribió allí “La invención de Morel”, su obra más reconocida en el mundo y textos en colaboración con Borges. También fue el lugar que eligió para casarse casi en secreto con Silvina, la menor de las seis hermanas Ocampo. La hermana mayor fue Victoría, escritora, fundadora de la revista “Sur”y mecenas cultural.

Pese a sus condiciones de escritor renombrado y de “niño bien”, ya que pertenecía a una familia adinerada, en el pueblo lo trataban como un vecino más. “Para el pueblo era “Adolfito”, contó Graciela, según el testimonio de los más viejos. Era de bajo perfil. El campo de los Bioy se vendió con el paso de los años, pero una parte sigue en manos del nieto mayor del escritor.

Borges y el teléfono

También hay anécdotas del paso de Jorge Luis Borges por Pardo. “Venía al único teléfono que había en el pueblo a sentarse en una mesita horas y horas a esperar que la operadora lo comunicara con su mamá en Buenos Aires”, apuntó la coordinadora del museo sin perder el asombro a pesar de las veces que repitió la historia ante los curiosos visitantes. “Para la gente verlos a ellos era algo cotidiano”, comentó.

Características del Museo Adolfo Bioy Casares

El museo está dividido en salas. La vieja sala de espera, donde la gente aguardaba el tren, se convirtió en un espacio de muestra de fotos y objetos del pueblo. Se usa para exposiciones de artistas plásticos.

En otra sala se conservan teléfonos y máquinas que se usaban para el funcionamiento de la estación. “Como está en perfecto estado le agregamos libros de registros y un montón de cosas muy interesantes sobre la vida de la estación”, sostuvo Espinosa. Por último, en la biblioteca hay algunos objetos personales de Bioy.

  • Museo Bioy Casares en la exestación del Ferrocarril del Sud
  • Casco de la estancia de los Bioy Casares en Pardo

Actividades al aire libre

La Capilla Nuestra Señora del Socorro, construida en 1892, es un paso obligado para el turista. Además, la “Fiesta del Lechón” en el mes de noviembre se constituyó en un encuentro destacado.

Pardo, también ofrece actividades como el glamping, la mezcla de “glamour y camping”, en vez de carpas hay sofisticadas estructuras para pasar la noche al aire libre entre los árboles. También hay varios hospedajes y lugares gastronómicos con el encanto del color local. Estos emprendimientos surgieron, en algunos casos, de nuevos residentes, que eligieron radicarse en Pardo por su apacible personalidad. Tal es el caso de Espinosa y su esposo, que dejaron el Conurbano para mudarse de manera definitiva y dedicarse a administrar un espacio gastronómico.

“Queremos que nos vengan a conocer porque el pueblo es hermoso. Hay lugares donde alojarse, comer, y pasear, sin preocuparse de la alarma del auto o de dejar el bolso por ahí. Los chicos andan en bicicleta tranquilos”, expresó la entrevistada.

Además, en Pardo hay una actividad vinculada al astroturismo. “Hay una organización que clasifica los cielos y determinó que el cielo de Pardo es el segundo entre los mejores del mundo”, concluyó con orgullo.

Redacción

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