Durante mucho tiempo, América Latina fue vista como una usuaria pasiva del sistema financiero global. Pero esa dinámica está cambiando de forma irreversible. Estamos en el epicentro de una transformación financiera sin precedentes, donde la infraestructura cripto ya no es una promesa, sino una realidad en plena expansión. Y el mundo, poco a poco, empieza a entender lo que eso significa. Por primera vez en la historia, incluso, la capitalización del mercado de monedas digitales supera los USD 4 billones: actualmente, el market cap combinado de todas las criptomonedas del mundo es de USD 4,02 billones.
La región está marcada por la volatilidad económica, la inestabilidad inflacionaria y la exclusión bancaria. Para millones de personas, el sistema financiero tradicional nunca fue una opción real. Más del 40% de los consumidores latinoamericanos están sub bancarizados, lo que nos convierte en el segundo mercado más desbancarizado del mundo, solo por detrás de Medio Oriente y África. No es casualidad que la adopción de criptoactivos esté acelerándose justamente donde los modelos tradicionales fracasaron.
En este escenario, las stablecoins –criptomonedas vinculadas a monedas fiduciarias, como el dólar, diseñadas para mantener una estabilidad de valor– y Bitcoin emergen como una respuesta urgente a las necesidades cotidianas de personas y empresas en diversos sectores.
Hoy, América Latina es el segundo mercado cripto de más rápido crecimiento en el mundo, con un aumento del 42,5% interanual, según datos de Chainalysis. Cuatro países de la región figuran en el Top 20 global de adopción: Brasil (#9), México (#13), Venezuela (#14) y Argentina (#15). Y lo que impulsa este crecimiento no es la especulación, sino la funcionalidad: preservar valor, recibir pagos, enviar remesas y acceder a mercados donde los bancos no llegan.
El sistema financiero tradicional –lento, caro y burocrático– viene siendo superado gradualmente por la eficiencia de la tecnología blockchain. Las transacciones con criptomonedas tienen múltiples ventajas: son instantáneas, están disponibles 24/7 y tienen menores costos, especialmente en pagos internacionales y transferencias. Estas características están marcando el paso hacia una transición histórica: de una infraestructura bancaria analógica, costosa y excluyente a un nuevo modelo digital, distribuido e interoperable.
En países como Venezuela y Argentina, las criptomonedas se convirtieron en un refugio frente a la hiperinflación. Cada vez más personas cambian sus monedas locales por USDT o Bitcoin para preservar su poder adquisitivo. Según un informe de Chainalysis, entre julio de 2023 y junio de 2024, Argentina y Brasil recibieron más de US$ 90 mil millones en cripto cada uno, y las stablecoins ya representan el 60% del volumen operado en ambos mercados. En Brasil, más del 12% de la población ya interactuó con criptoactivos.
Este comportamiento regional se conecta con una tendencia global más amplia. Bitcoin, el principal activo de este ecosistema, volvió a romper máximos históricos y se negoció a USD 123.218. La reciente valorización, impulsada por factores como el retorno del capital institucional, avances regulatorios y nuevos pedidos de ETFs en Estados Unidos, refuerza su rol como reserva de valor y como símbolo de la madurez del mercado cripto. La fuerza de este movimiento global resuena en América Latina, donde la adopción ya no está impulsada solo por la innovación, sino también por la necesidad.
Esta consolidación global fortalece aún más lo que ya está en marcha en la región. El movimiento de adopción a gran escala está acelerando la modernización de la infraestructura financiera en varios países latinoamericanos, que ya están testeando, en escala real, soluciones como la tokenización de activos, stablecoins locales y monedas digitales de bancos centrales (como el Drex, en Brasil, actualmente en fase piloto y con pruebas públicas previstas para 2025).
Hoy, en Argentina, el volumen operado en cripto ya supera al de la bolsa local. Este fenómeno no nos sorprende, porque estamos ayudando a construirlo. Y eso es justamente lo que diferencia a quienes participan del mercado de quienes lo lideran.
En Ripio estamos acompañando esta transformación de cerca y seguimos construyendo la infraestructura que sostiene la nueva economía digital de la región. Desde 2013, nuestra misión es hacer posible, segura y accesible esta transición para personas y empresas. Nacimos en una época en la que ni siquiera se podía comprar Bitcoin desde Argentina. Hoy, con un alcance de más de 20 millones de usuarios, Ripio se consolidó como una de las principales plataformas cripto de América Latina, incluyendo soluciones B2B para empresas que quieren ingresar a este nuevo ecosistema.
Lo que estamos viviendo no es simplemente una tendencia más. Es una nueva realidad operativa que crece al margen del ciclo del mercado.
¿Y por qué América Latina primero? Porque acá hay urgencia. Poblaciones jóvenes, hiperconectadas y excluidas históricamente del sistema financiero tradicional generaron el terreno perfecto para la adopción. Además, nuestras economías inestables nos pusieron a la vanguardia –no a pesar de las crisis, sino justamente por ellas.
En un escenario de desconfianza institucional, volatilidad y restricciones monetarias, las soluciones cripto prosperan porque son más eficientes, accesibles y rápidas. Aun con desafíos regulatorios, países como Brasil y Argentina ya están dando señales de una integración inteligente entre innovación cripto y marcos legales. Un paso necesario para consolidar esta nueva infraestructura financiera.
Este nuevo sistema ya no es una promesa. Es una realidad económica, social y tecnológica. La misión ahora es garantizar que esta infraestructura escale con seguridad, eficiencia y propósito.
Las redes blockchain ya operan como una infraestructura alternativa y están transformando la manera en la que circula el valor en América Latina. Nuestro futuro financiero será digital, accesible y cripto-native. El mundo empieza a notar lo que estamos construyendo. Pero acá, esta transformación ya forma parte del presente.
Desde el comienzo, en Ripio venimos ampliando el acceso a la nueva economía digital y desarrollando soluciones que están moldeando el futuro financiero de la región. Estamos listos para los próximos años, que serán decisivos para posicionar a América Latina como un hub global de innovación financiera. La nueva infraestructura ya está en marcha. Y es cripto.
– Por Sebastian Serrano – CEO & Co-Founder de Ripio.