El consenso y la unanimidad no son cosas habituales en el Ayuntamiento de Barcelona. Menos en estos tiempos, con un gobierno en minoría (tan solo 10 concejales de un total de 41) que tiene que hacer malabares para sacar adelante la gestión de la ciudad. Por eso cuando sucede, cuando todos o casi todos los grupos municipales se ponen de acuerdo, es de celebrar. Ha sucedido este viernes durante el último pleno del curso escolar cuando todos los partidos, a excepción de la abstención de Vox, han votado a favor de la concesión de 25 medallas de Honor. Entre ellas, la concedida a título póstumo al periodista de La Vanguardia Óscar Muñoz, fallecido el pasado 18 de abril.
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Durante sus alocuciones, algunos de los grupos se han acordado del periodista nacido en Barcelona en 1971, un referente de la información local con cierta debilidad por las infraestructuras que durante años hizo las delicias de los lectores de la sección Vivir. Laia Bonet (PSC) ha destacado “su honestidad, rigor y calidad humana”, además de su “lección de vida” tras 10 años de lucha contra el cáncer. Janet Sanz (Barcelona en Comú) se ha acordado de un “referente para quien quiera explicar Barcelona con excelencia, rigor y gran estilo”. También el alcalde Jaume Collboni le ha calificado de “cronista de la ciudad y de la política municipal y Rosa Suriñach (ERC) ha elogiado su “mirada de compromiso poniendo en mayúsculas el periodismo local”.
El pasado 4 de julio, la Generalitat concedió a Óscar Muñoz el Premi Nacional de Comunicació de Premsa en una gala celebrada en Tarragona. El conseller de Presidència, Albert Dalmau, elogió el “rigor y humanidad” del añorado cronista y reivindicó su “periodismo comprometido” para crear una sociedad mejor. El jurado del galardón también valoró su actitud vital y profesional, “manteniéndose activo hasta los últimos días”, lo que le convierte en “un ejemplo de vocación, integridad y humanidad”. Su último texto se publicó dos días después de su fallecimiento y, cómo no, versaba sobre Barcelona.