El presidente Javier Milei participará este sábado 26 de julio de 2025 en el acto inaugural de la 137ª Exposición Rural en Palermo, acompañado por su hermana Karina Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo. El evento genera alta expectativa en el sector agropecuario, que espera definiciones concretas sobre la eliminación o reducción de las retenciones a las exportaciones, especialmente a la carne, el maíz, el trigo y la soja.
Según trascendidos, el Gobierno podría anunciar una baja permanente de las retenciones a la carne de novillo (hoy en 6,75%) y estudiar futuros recortes para otros productos clave del agro. Aunque en enero se aplicaron reducciones temporales, ahora se busca que la medida sea estructural, con un mensaje claro de “libertad económica” hacia el campo.
Sin embargo, la expectativa positiva del sector no impide una lectura más crítica del trasfondo. Las medidas que benefician a los grandes exportadores no necesariamente contemplan la situación de los pequeños y medianos productores, que lidian con la presión impositiva, la falta de acceso al crédito y la incertidumbre cambiaria. El Gobierno de Milei sostiene una retórica de alianza con “el campo productivo”, pero esa categoría suele quedar restringida a los grandes actores del agronegocio, dejando fuera a quienes representan el tejido más vulnerable y diverso del ámbito rural.
La visión del presidente, centrada en la eliminación del “Estado como obstáculo”, responde a una lógica ultraliberal que ignora la complejidad del desarrollo agroindustrial argentino, un ecosistema que va mucho más allá de la exportación primaria. Semillas, biotecnología, maquinaria agrícola, cadenas logísticas y desarrollo territorial son parte de una estructura que requiere planificación y diálogo, no solo desregulación.
Tampoco está claro si los anuncios de hoy surgen de una construcción consensuada con la Mesa de Enlace o son decisiones unilaterales del Ejecutivo. El estilo de Milei —más performático que institucional— deja en duda si realmente existe una voluntad de política pública agropecuaria integral o simplemente una búsqueda de respaldo simbólico en un sector históricamente clave para la política argentina.
Por otro lado, eliminar retenciones sin una compensación fiscal podría profundizar el déficit y comprometer el ajuste que el propio Milei defiende como núcleo de su programa. En lugar de diseñar una matriz progresiva que beneficie a los productores más castigados por la estructura tributaria y financiera del país, el riesgo es que se refuerce la concentración del ingreso en los actores más poderosos del campo.
La presencia de Milei en La Rural, sin duda, marcará un momento simbólico en su relación con el agro. Pero los anuncios que pueda realizar deben ser leídos con lupa: ¿se trata de una verdadera transformación productiva y equitativa para el sector o solo de gestos para consolidar alianzas con un bloque económico tradicional? El desafío no es solo bajar impuestos, sino construir políticas públicas con visión de futuro, que incluyan, diversifiquen y desarrollen al campo más allá de las fronteras del agronegocio.