
Por Palermo Online
Hay algo que ya no sorprende pero igual indigna: los mismos que se pasan la vida puteando al Estado, a los sindicatos y al peronismo, después lloran a los gritos cuando se les corta la luz en el Obelisco. Medio millón de personas sin energía en el AMBA, y otra vez la postal de la Ciudad más cheta del país arrodillada por un apagón.
Y acá hay que decirlo claro: el antiperonismo fanático es el motor de la autodestrucción porteña. Porque en el afán de parecerse a Miami y sentirse distintos al “interior atrasado”, los votantes de Macri y Milei vienen eligiendo hace años a los que les venden espejitos de colores: te prometen eficiencia privada, mercado libre y servicios de primer mundo. Pero la realidad es que, cuando se corta la luz, lo único que hay es oscuridad y ratas.
No es casualidad. El macrismo primero y ahora el mileísmo no creen en un Estado que funcione, creen en un Estado ausente. Y el resultado está a la vista: infraestructura sin inversión, empresas que cobran tarifas de lujo pero no mantienen un transformador, y un ENRE que brilla por su ausencia mientras los vecinos se tuestan en verano o se congelan en invierno.
Pero claro, todo sea por no “ser como los negros peronistas”. Esa es la verdadera motivación. Un odio tan irracional que lleva a buena parte de la clase media porteña a votar contra sus propios intereses, sólo para sentirse parte de un club exclusivo que nunca los va a aceptar.
Anoche el Obelisco y el Congreso quedaron a oscuras. Y en ese negro absoluto se vio todo: se vio el vacío del modelo liberal sin control, se vio la ingenuidad de los que creen que privatizarlo todo es la solución, y se vio la soledad de los que gritan “que se joda el otro” hasta que les toca a ellos.
Seamos claros: ningún país serio funciona sin un Estado fuerte y presente. Ninguno. Ni Estados Unidos, ni Alemania, ni Japón. Los que se la pasan gritando “viva la libertad carajo” son los que después piden por favor que alguien les saque el agua del living cuando se les inunda el PH en Caballito.
Así que la próxima vez que el votante de derecha se quede sin luz, sin gas o sin tren, que recuerde esta frase:
“Vos votaste la oscuridad con tal de no ver al peronismo.”
Porque el problema ya no es que haya políticos corruptos o empresarios inútiles. El problema son esos millones de idiotas útiles que por odio a un movimiento terminan entregando el país a los mismos que los saquean. Y encima, aplauden.