A pesar de que el organismo multilateral minimizó el impacto a nivel nacional, la situación es crítica para sectores específicos que enfrentan una tormenta perfecta de crisis y competencia.
Según el análisis del staff técnico, las exportaciones argentinas a Estados Unidos, que representan apenas un 8% del total de las ventas externas y un 1% del PBI, tendrían una caída directa de entre 300 y 500 millones de dólares anuales. El FMI considera que esta cifra es «reducida» y subraya la limitada integración de Argentina en el comercio global. Además, el informe esgrimió la posibilidad de que Argentina se beneficie de la «desviación de comercio» desde países más afectados, como Brasil, China y la UE, lo que podría compensar las pérdidas.
Sin embargo, para Misiones, la realidad dista mucho de ser tan benigna. La provincia, que ya atraviesa una profunda crisis en su industria forestal, ve cómo la aplicación de un arancel del 10% a productos como la madera y sus manufacturas agrava su situación. Este nuevo obstáculo se suma a los altos costos y la pérdida de competitividad que ya dificultaban la exportación al mercado norteamericano, un destino clave para la provincia junto al té.
El economista Gerardo Alonso Schwarz destaca que, en lugar de una oportunidad, los productores misioneros enfrentan un doble desafío: por un lado, una posible recesión en el mercado de la construcción estadounidense que reduciría la demanda. Por el otro, y quizás más preocupante, la agresiva competencia que se avecina. Países como Brasil, con aranceles superiores al 50% en algunos casos, se verán obligados a buscar nuevos mercados, provocando una guerra de precios en la que la industria misionera, debilitada y con costos ajustados, tiene pocas posibilidades de salir airosa.
El informe del FMI, en un tono crítico hacia la política económica argentina, aconseja adaptaciones para preservar la estabilidad externa. Sugiere un marco cambiario más flexible y, de manera crucial para la competitividad de los sectores exportadores, menciona la necesidad de considerar una «reducción más drástica de los impuestos a las exportaciones» si se identifican medidas fiscales compensatorias.
Este último punto resuena con particular fuerza en Misiones, donde la industria maderera lleva tiempo clamando por medidas que la ayuden a recuperar competitividad. En un contexto donde la crisis se profundiza y las perspectivas del mercado internacional son inciertas, la política económica recomendada por el FMI parece ser el camino para dar un respiro a una industria que no puede permitirse ser considerada una simple estadística menor en el gran panorama macroeconómico.