En el primer semestre se compraron más de 1.000 toneladas por la apertura comercial y la diferencia de precios.
La Argentina, uno de los mayores productores y consumidores de carne vacuna del mundo, incrementó de manera histórica sus importaciones desde Brasil, alcanzando el nivel más alto desde 2019.
De acuerdo con la consultora AZ Group, en el primer semestre de 2025 las compras mensuales promediaron 1.033 toneladas, frente a apenas 24 toneladas en el mismo período del año pasado. Según datos oficiales de Brasil, se trata de un récord estacional desde que comenzaron los registros en 1997.
Aunque el volumen importado representa una fracción frente a la producción nacional —estimada en 250.000 toneladas por mes—, la tendencia marca un cambio en la dinámica del mercado.
El rol de la política económica
La agencia Bloomberg explicó que la situación se debe al impacto de las políticas del presidente Javier Milei, que fortalecieron el peso y promovieron la apertura comercial. Esto hizo que, en algunos casos, resulte más barato importar carne que producirla localmente.
El objetivo oficial fue contener la inflación, pero la medida también generó preocupación por su impacto en el balance comercial, en un contexto en el que el Gobierno necesita acumular divisas para cumplir con los compromisos asumidos con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Un mercado en transformación
La apertura a la carne brasileña se suma a un escenario en el que los productores locales enfrentan mayores costos internos, mientras que la competencia externa gana terreno. El debate ahora se centra en cómo afectará este cambio al sector ganadero argentino, históricamente uno de los pilares de la economía nacional.
