Tras ser identificada en Brasil, la nueva variante XFG del Covid-19, apodada “Frankestein”, ya se detectó en Argentina. Según el último Boletín Epidemiológico Nacional, fue identificada en un 3,37 por ciento de las 89 muestras analizadas entre marzo y julio de este año.
Se trata de una cepa surgida a partir de la recombinación de dos subvariantes de Ómicron, LF.7 y LP.8.1.2. Su apodo, inspirado en la clásica novela de Mary Shelley, refleja esta unión de “partes” distintas del virus. Como resultado, se formó una variante más contagiosa que sus predecesoras.
A nivel global, la variante XFG se reportó, hasta el mes de junio, en 38 países. Creció rápidamente, ya que pasó del siete al 22 por ciento de los casos secuenciados en solo tres semanas, especialmente en Asia, Europa y América. No obstante, tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como las autoridades sanitarias nacionales, coincidieron en que el riesgo adicional para la salud “es bajo”.


Los síntomas de “Frankestein”, una variante híbrida del virus
En declaraciones a Splendid AM 990, el médico especialista en infectología, Hugo Pizzi, indicó que el virus SARS-CoV-2 “quiere seguir existiendo”, y para no desaparecer, “cambia la forma de presentarse”. “Dos variantes se unieron e hicieron una tercera de característica híbrida. Dos desprendimientos de la famosa Ómicron se juntaron en un solo paciente”, explicó.
A diferencia de sus predecesoras, la variante Ómicron XFG cuenta con un síntoma puntual: la aparición de ronquera o afonía producto de la inflamación de la laringe. Además de la dificultad para hablar, en algunos casos podría ocurrir la pérdida temporal del habla.
Asimismo, los pacientes pueden experimentar fiebre, dolor de garganta, tos seca, fatiga y malestar general, síntomas considerados habituales en las infecciones por SARS-CoV-2. La variante “Frankestein” también puede incluir como síntomas la pérdida de audición, debilidad extrema, boca seca, erupciones cutáneas e irritación.
La vacunación como herramienta de prevención
Al igual que ocurrió con la llegada de las primeras cepas del Covid-19, a comienzos de 2020, los especialistas consideraron a la vacunación como la principal medida de prevención contra los contagios. “Las personas vacunadas tienen una defensa más sólida contra esta variante”, aseguró Pizzi.
En este contexto, alertó que aquellas personas que no cuenten con las vacunas, “pueden tener un compromiso mayor si se contagian”. “Desde hace ya largo tiempo que venimos insistiendo que la vacuna debe ser actualizada independientemente de la cantidad de dosis que se tenga”, destacó.
Y agregó: “Quienes están vacunados pueden tener algún signo o síntoma leve, pero no va a derivar en cuadros graves. De todos modos, todavía no hay gente que está internada, no por ‘Frankestein’ o ‘Stratus’, sino por otras variantes”. En este sentido, indicó que los cuadros de gravedad, al igual que con otras enfermedades respiratorias, se dan en personas “sin vacunación”.


Refuerzo contra el Covid-19
Ante el surgimiento de cualquier nueva cepa del virus, desde el Ministerio de Salud recomendaron la aplicación de dosis de refuerzo con diferente periodicidad según el grupo de riesgo.
De esta manera, personas de 50 años o mayores, embarazadas y personas con inmunocompromisos deben contar con una dosis de refuerzo seis meses después de la última dosis aplicada; y luego continuar con la misma periodicidad.
En tanto, para los menores de 50 años con comorbilidades no inmunosupresoras, personal de salud y estratégico, se aconseja una dosis de refuerzo a los seis meses desde la última aplicada; y seguir con una periodicidad anual.
Por último, personas entre seis meses y 49 años inclusive, sin comorbilidades, pueden aplicarse una dosis de refuerzo a los doce meses de la última aplicada y continuar con periodicidad anual.