No lo hace porque no puede. Volvemos a hablar, cómo no, de Donald Trump. Uno se teme que a su incontinencia verbal y narcisista se le ha de añadir la estrategia del nuevo liberalismo autoritario de extrema derecha, aquello de “freírnos a noticias”, todos los días y por todas partes. El objetivo es que no nos dé tiempo a pensar sobre lo que han dicho, sobre qué quieren hacer, qué hacen o qué dicen que van a hacer. No darnos tiempo a reposar, tomar una posición, discutir, que se nos rebaje la hinchazón del insulto, la salida de tono, la magnitud de la mentira. Yo aceptaría el doble de aranceles si se callara un mes. O un año. O toda la vida.
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