Más de 4 millones de argentinos viven con diabetes. Especialistas advierten que el acompañamiento familiar, escolar y del sistema de salud es clave para prevenir complicaciones y mejorar la calidad de vida.
La diabetes afecta a más de 4 millones de personas en Argentina y su impacto trasciende el diagnóstico. “Las emociones por las que atraviesan los pacientes y cómo las sobrellevan inciden mucho en la manera en que podrán lograr y sostener un buen control de su enfermedad a lo largo de la vida. El diagnóstico es el primer impacto, pero luego la persona deberá implementar el monitoreo frecuente de azúcar en sangre, ajustes en el control, la organización de un plan alimentario (con todo lo que la comida implica culturalmente), recibir medicación, hacer ejercicio, etc. Representa una constante toma de decisiones”, señala Judit Laufer, Presidente de la Federación Argentina de Diabetes (FAD) y Directora de la Subcomisión de Educación de la Federación.
Las dos formas más comunes de diabetes son el tipo 1, que suele aparecer en la infancia o adolescencia y requiere insulina diaria, y el tipo 2, que se da en el 90% de los casos y generalmente aparece en adultos, aunque cada vez se detecta más en niños debido al sedentarismo y la mala alimentación.
“El entorno cumple un rol clave: la familia, los docentes y el equipo de salud son parte de un rompecabezas. Cuando hay un chico con diabetes en el aula, por ejemplo, es indispensable que la escuela esté informada y sepa cómo actuar. Ese apoyo puede marcar la diferencia”, remarca Laufer.
La adherencia al tratamiento, el gran desafío
El abandono o la falta de adherencia al tratamiento es el mayor riesgo. El dr. Gabriel Lijteroff (Director del comité científico de la Federación Argentina de Diabetes, M.N. 99.168) destaca que “el éxito depende de un trípode: la persona con diabetes, el médico tratante y el sistema de salud. Cuando alguna de esas patas falla, aparecen complicaciones que podrían evitarse”.
Los pilares del tratamiento son la educación, el plan alimentario saludable, la actividad física y la medicación adecuada. Pero no siempre es sencillo sostenerlos. “Muchas veces hay olvido, temor a los efectos secundarios, problemas emocionales o barreras de acceso. Por eso la información clara y el acompañamiento del entorno son tan importantes”, agrega Lijteroff.
Prevenir y acompañar: el entorno puede marcar la diferencia
Si bien la diabetes tipo 1 no se puede prevenir, el tipo 2 puede evitarse en un 60% de los casos con hábitos saludables, incluso en personas con antecedentes familiares. Pero el diagnóstico no es el final: el acompañamiento adecuado puede determinar cómo vive la persona su enfermedad.
“Hay que capacitar al entorno, no solo dar cariño. La sobreprotección o el desconocimiento pueden generar el efecto contrario al buscado. El objetivo es que la persona sea protagonista de su autocuidado”, subraya Laufer.
Compartir experiencias con pares, derribar mitos y acceder a información confiable también ayuda. “Por eso es tan importante fortalecer comunidades y espacios de educación en diabetes”, suma la presidenta de la FAD.
La Federación Argentina de Diabetes convoca al 38° Congreso Nacional
Para profundizar en estos temas, la FAD realizará el 38° Congreso Nacional de Diabetes del 15 al 17 de agosto de 2025 en el Hotel Luz y Fuerza de Villa Giardino, Córdoba.
El encuentro reunirá a personas con diabetes de todas las edades, familiares y profesionales de la salud. Habrá charlas educativas, talleres prácticos, actividades físicas adaptadas y espacios de consulta individual.
Las inscripciones se realizan exclusivamente en www.congresodiabetesfad.com.ar hasta el 14 de agosto o hasta agotar cupos.
“Queremos que cada persona con diabetes se lleve herramientas concretas para mejorar su calidad de vida y encuentre una comunidad que la apoye”, concluye Laufer.
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