La sala del Tribunal Oral N°2 de Campana vivió este viernes una jornada de tensión extrema. Allí, en el marco del juicio contra Claudio Contardi, exmarido de Julieta Prandi, la querella dio un paso contundente y pidió una pena que impactó a todos los presentes: 50 años de prisión.
La modelo, que denunció a Contardi por haber ejercido violencia física, verbal, económica y hasta abuso sexual durante años, escuchó cómo sus abogados reclamaban la sanción más dura posible. “No alcanza la perpetua, pedimos la pena máxima de 50 años”, indicaron frente a la prensa, dejando en claro la magnitud de los hechos que le atribuyen al acusado.

En paralelo, el fiscal de la causa, Cristian Fabio, también fue categórico en su alegato. Solicitó 20 años de cárcel para el empresario y su detención inmediata, apuntando al delito de abuso sexual con acceso carnal. “El código pone un tope, pone 20 años de máxima para este delito”, recordó al aire de América TV el periodista especializado en policiales Mauro Szeta, en el ciclo Lape Club Social Informativo.
Durante la audiencia, la estrategia de la defensa de Contardi fue diametralmente opuesta. Sus abogados pidieron la nulidad del juicio y denunciaron lo que llamaron “la construcción de un sujeto siniestro”, en referencia a la imagen que, según ellos, se buscó instalar del acusado a lo largo del proceso.

El caso lleva años de recorrido judicial y mediático. Julieta Prandi y Claudio Contardi fueron pareja durante más de una década y tienen dos hijos en común. La modelo relató en varias oportunidades que sufrió violencia sistemática durante la relación, y que su objetivo principal siempre fue proteger a sus hijos.
La fiscalía, por su parte, sostuvo que hay pruebas suficientes para acreditar los delitos denunciados y reclamó una pena ejemplificadora. La querella fue todavía más allá, pidiendo una condena histórica de medio siglo, algo que en la práctica excede los límites establecidos por el Código Penal argentino para este tipo de causas, pero que funciona como un mensaje simbólico y político sobre la gravedad de la violencia de género y el abuso sexual.

En el aire del tribunal quedó flotando un clima de inminencia. Las posiciones están planteadas: una querella que exige una condena inédita, un fiscal que reclama la pena máxima prevista por la ley y una defensa que busca voltear el juicio.
Se espera que el veredicto se conozca en las próximas horas, un momento que será determinante no solo para el futuro judicial de Claudio Contardi, sino también para Julieta Prandi y para el debate público sobre la violencia contra las mujeres en Argentina.