Lo dice el nomenclátor: en Barcelona no hay ninguna calle de Israel, pero hay una plaza de Palestina. La plaza forma parte de un barrio con muchas referencias a Tierra Santa: el Valle de Hebrón, Judea, Jordán, Sinaí, Sidón, Nazaret o Getsemaní. Si llegáis en metro, subiréis por infinidad de escaleras mecánicas, un prodigio de obra pública al servicio de una causa tan noble como que la gente pueda desplazarse con dignidad. En la plaza hay una palmera rechoncha, una peluquería canina, una estilista, un súper, árboles, palomas, una fuente y una zona de juegos infantiles parecida a la que, unos metros más allá, en la plaza del Lledoner, añade una mesa de ping-pong.
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