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viernes, agosto 15, 2025

Rodis Recalt: «La reforma del 94′ cambió la forma en que se hace política en la Argentina»

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En Generación 94 (EUDEBA, 2025) el periodista Rodis Recalt reconstruye, a partir de entrevistas con más de 30 protagonistas, los debates, tensiones y negociaciones que dieron forma a la reforma constitucional. En esta nota, la cocina de esta gran obra.

Este año, la editorial de la Universidad de Buenos Aires (EUDEBA) publicó Generación 94: conversaciones con hombres y mujeres que reformaron la Constitución, un minucioso y largo trabajo del periodista Rodis Recalt que reconstruye, a partir de entrevistas con protagonistas, los debates, tensiones y negociaciones que dieron forma a la reforma constitucional de 1994. Código Baires dialogó con Recalt sobre este libro, que tiene además su versión en formato audiovisual en el podcast del mismo nombre, respecto a cómo surgió la idea, el trabajo para concretar las más de 30 entrevistas que lo componen, las deudas de aquella reforma, las anécdotas; y lo más relevante, los políticos que dan vida a sus páginas. 

“La idea surge en charlas con Horacio Massaccesi, ex gobernador y constituyente por Río Negro. Me contaba anécdotas de la convención y yo me di cuenta de que nunca había pensado en quiénes habían sido las personas que reformaron la Constitución y cómo había sido ese proceso. Sabemos que en 1994 se reformó la Constitución y que hubo cambios, pero no solemos detenernos en cómo se llegó a eso ni en quiénes estuvieron ahí”, comenzó contando Recalt.

El proyecto, que en un principio iba a llamarse solo Generación del 94, se pensó antes de la pandemia. “Pasó el tiempo, fui papá, y cuando se acercó el aniversario de los 30 años, el libro se me había vuelto una carga. Por eso decidí arrancar con un podcast: era más viable desde lo tecnológico y en sintonía con cómo se consume información hoy. Pero el libro siempre fue una espina que me quedaba”, recordó.

En este marco, remarcó que la idea surgió a partir de la conciencia de que “ya pasaron treinta años de aquel momento y había un riesgo real de que muchas de las historias quedaran olvidadas o se transmitieran de manera distorsionada”. Por esto, su objetivo fue “darle voz a quienes estuvieron sentados en esa mesa, con sus recuerdos y sus contradicciones, para entender cómo fue posible un acuerdo político de esa magnitud”.

Respecto a la selección de voces, Recalt indicó que «fue hecha con lógica de espectáculo: quiénes son los constituyentes más célebres, quiénes pueden contar la historia sin volverla aburrida o excesivamente técnica»; y agregó: «Quise que hubiera peronistas, radicales, gente del interior y de la Capital Federal, figuras del Frente Grande y hasta representantes del Movimiento por la Dignidad, que era un partido militar».

«La idea era que hubiera diversidad política y geográfica, pero que cada protagonista tuviera algo atractivo para contar»; subrayó. 

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“Hablé con gente que estuvo en el centro de las negociaciones y que hoy tiene trayectorias políticas muy distintas. Desde convencionales de la UCR y el peronismo, hasta figuras que después ocuparon cargos clave”, señaló. Entre ellos, mencionó a Cristina Fernández de Kirchner, quien en 1994 integraba la Convención  y “aportó una mirada muy definida sobre el debate de derechos y garantías”.

Esas voces le permitieron reconstruir no solo el contenido de la reforma, sino también “la forma de pensar y de discutir que tenían esos dirigentes en ese momento”. Y si bien quedaron en el tintero Carlos Menem, Raúl Alfonsín o Chacho Álvarez, están nada menos que Carlos Pagni, Horacio Rosatti, Eduardo Menem, Elisa Carrió, Jesús Rodríguez, Raúl Zaffaroni, la propia Fernández de Kirchner, Ricardo Gil Lavedra, Juan Carlos Maqueda, Eduardo Duhalde, entre otros.

Por esto, y tras entrevistar a estas figuras clave de distintos partidos y corrientes ideológicas, Recalt logró «mostrar cómo, más allá de las diferencias, hubo una voluntad de negociación que hoy parece imposible. Había discusiones duras, pero también capacidad de ceder y de construir consensos”.

«Esas mismas personas que convivieron en la Convención después fueron adversarios políticos. En 1994 hubo un acuerdo posible porque había dos liderazgos fuertes -Menem y Alfonsín- que pudieron sellar un pacto y sostenerlo. No fue tan idílico como parece: había mucha desconfianza. Menem temía que los radicales no le dieran la reelección, y los radicales temían que Menem cumpliera solo con eso y no con el resto de los cambios. La única manera de saldar esa desconfianza era con un pacto firmado y respetado», explicó. 

Sobre es el impacto que tuvo la reforma en la vida posterior del país, Recalt destacó a “la reelección presidencial, la incorporación de nuevos derechos y la creación de instituciones como el Consejo de la Magistratura modificaron, pues no solo la letra de la Constitución, sino la dinámica misma de la política”. Por lo que consideró que “no es un libro sobre el pasado únicamente, sino sobre cómo ese pasado sigue operando en el presente”.

Así, las páginas del libro y las entrevistas disponibles en los capítulos del podcast están atravesadas por anécdotas que pintan el clima de esa época, los 90′, entre las que el autor remarcó “las historias del Pacto de Olivos, como la reunión en la casa de Antonio Cafiero donde Alfonsín llegó en jogging, Menem acompañado por Roldolfo Barra y con medialunas sobre la mesa. O las noches en el bar Ramona Antigua, del hermano de Miguel del Sel, donde se reunían peronistas, radicales y el Frente Grande después de largas jornadas. Había una camaradería que hoy parece imposible”.

Pero el periosta también recuperó episodios menos conocidos, como la renuncia de Barra a la Corte Suprema como gesto político dentro del Pacto, o la derogación del servicio militar obligatorio: “Durante la convención, Claudia Bello escuchó en un bar que diputados del Frente Grande querían presentar el proyecto. Ella avisó a Menem, y él decidió adelantarse y presentarlo. Fue una jugada rápida y con la oposición de acuerdo, un ejemplo de cómo a veces la política se mueve por timing y oportunidad”.

“Algunos relatos son de negociaciones hasta altas horas de la noche, de llamados telefónicos estratégicos y de discusiones que parecían trabadas, pero que al día siguiente se destrababan con un café. Eso habla de otra manera de hacer política, con sus virtudes y sus sombras”, siguió. Al tiempo que destacó la diferencia con el presente: «Hoy no hay consenso político ni social, y tampoco liderazgos que acumulen el poder necesario para reunir las mayorías que exige la Constitución. En 1994, aunque la sociedad civil no estaba de acuerdo, la corporación política sí lo estaba. Hoy no tenés ni una cosa ni la otra”.

Sin embargo, consideró que algunos cambios de 1994 -como la incorporación de un senador por la minoría- fueron clave para sostener la institucionalidad en momentos críticos como la crisis de 2001. “Los constituyentes sienten orgullo por haber sido parte de ese proceso. Revisarlo 30 años después es un ejercicio intelectual valioso, porque habla de un momento de la política argentina donde el diálogo y el pacto todavía eran posibles”, concluyó. 

Redacción

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