
L’Hospitalet de Llobregat
Observando l’Hospitalet de Llobregat desde una óptica cenital, algunos enclaves difieren de la estampa mayoritaria de bloques y bloques de pisos agrupados. Algunos de ellos son vestigios de su pasado industrial. Uno de estos elementos disonantes es Can Trinxet, la que llegó a ser la fábrica con más trabajadores de la que ahora es la segunda ciudad de Catalunya, descrita por algunos historiadores como una joya del modernismo industrial. No en vano, el año pasado fue una de las sedes de la bienal Manifesta 15.
Ya en el año 2018 una serie de asociaciones vecinales arrancaron una campaña para urgir la rehabilitación de la factoría, que cerró bien entrado el siglo XX y desde entonces se degrada víctima del paso del tiempo. Tras algunas intervenciones parciales, recientemente el Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB) ha aprobado inicialmente un proyecto de 2,89 millones de euros que promete “consolidar todo el patrimonio histórico”, según Pepa Manzano, arquitecta del Ayuntamiento. Entre el vecindario existe cierto escepticismo respecto a la actuación, que también atisba movimientos en el tablero de equipamientos públicos del barrio de Santa Eulàlia.

Una de las fachadas de Can Trinxet
Mane Espinosa
Un cartel de una antigua actuación de rehabilitación parcial desgastado por el sol da la bienvenida al recinto de Can Trinxet. Son las palomas las usuarias actuales de su mayor nave. En su interior, la suciedad acompaña a algunos escombros mientras que ciertas pintadas apuntan a que, en algún momento, alguien se coló allí. El proyecto que quiere acabar con esta situación de degradación comenzará el año que viene. La financiación y la ejecución corren a cargo del AMB, administración pública con experiencia en rehabilitación de patrimonio histórico. En su haber, obras como la de la Unió de Cooperadors de Gavà o la fábrica Ferrer i Mora de Molins de Rei, que ahora alberga una preciosa biblioteca y cuyas vigas de madera recuerdan a las de Can Trinxet. Rehabilitar un edificio histórico respetando su valor patrimonial suele entrañar más dificultad que alzar uno nuevo.
La intervención atisba un cambio de fichas en el tablero de equipamientos municipales
“Estamos en buenas manos. Como arquitecta, me hace ilusión que se recupere”, dice Manzano. “Llevamos mucho tiempo esperando, faltan el proyecto y el presupuesto definitivo”, avisa Joan Font, de la Associació de Veïnes i Veïns Som Santa Eulàlia. Hay varios puntos con interés histórico en l’Hospitalet, como por ejemplo el Castell de Bellvís o las casitas de la Murcia Chica, que acumulan retrasos en su rehabilitación pese a varios anuncios de actuaciones. En parte, por eso emerge el escepticismo ciudadano. “La rehabilitación será larga”, reconoce David Gómez, teniente de alcalde de Calidad Urbana del Ayuntamiento.
El proceso de rehabilitación aspira a consolidar todo el espacio. El patrimonio histórico estará conservado. El proyecto del AMB tiene una superficie de urbanización de 1.091 m2, 507 m2de rehabilitación y se opta por demoler un espacio de 150 m2. El resto se consolidó en actuaciones anteriores, recuerda el Ayuntamiento.

Este es el estado que presentan algunas cubiertas
Mane Espinosa
Pero el uso que se le dará a buena parte de los 8.320 m2entre naves y espacio urbano del recinto de Can Trinxet todavía está por decidir. El Ayuntamiento solo tiene definidos algunos: uno de los enclaves servirá para albergar la concejalía de distrito y una oficina de atención ciudadana. También se recuperará un espacio al aire libre donde unos árboles dibujan una agradable sombra, en una ciudad falta precisamente de zonas verdes. En una segunda fase, “sin calendario hoy por hoy”, matiza Gómez, también se trasladará a Can Trinxet el centro cultural de la zona.
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El Ayuntamiento espera que donde ahora están la concejalía y el centro cultural se pueda instalar una nueva biblioteca en Santa Eulàlia, después del cierre de la antigua en el año 2021 para disgusto de buena parte de la barriada. Desde la asociación de vecinos se advierte de que el “espacio liberado sería del todo insuficiente para hacer una nueva biblioteca”. El Ayuntamiento sostiene que en la segunda fase, con todos los traslados hechos, sí que se tendrá espacio suficiente. Para Gómez, disponer de un enclave con la extensión de Can Trinxet puede llegar a permitir “repensar” los equipamientos municipales.
Otra de las demandas vecinales es contextualizar históricamente Can Trinxet, vinculando el uso futuro del espacio a la “historia del obrerismo femenino”. No en vano, el 80% del personal en la vieja fábrica de hilatura y tejido de algodón eran mujeres. En este sentido, en el actual proyecto no hay nada previsto. Ahora bien, esto no significa que no se haga un espacio dedicado a la memoria histórica en otras fases. “Tendría todo el sentido”, asegura la arquitecta municipal.