En noviembre de 1894, el zar Nicolás II sucedió a su padre en el trono de Rusia, pero su fusilamiento culminaría con el linaje. Quién era la familia Romanov, la última dinastía zarista de la Rusia imperial.
Cuando fue arrestado por la revolución bolchevique, Nicolás estaba casado con la emperatriz alemana Alexandra y tenía cinco hijos: Olga, la primogénita; Tatiana, la segunda; María, la tercera, Anastasia y Alekséi, el hijo menor y heredero.
Cómo fue la vida de esta familia que gobernó la Rusia Imperial y qué pasó con su arresto y muerte.
La dinastía que finalizó con el asesinato de Nicolás II había comenzado en el 1600 y durante tres siglos llevó las riendas de uno de los imperios más grandes del mundo. Mientras la mayoría de los países europeos ya estaba transitando diversas formas de la democracia, Rusia continuaba con el régimen del Imperio.
Afirman que Nicolás II no solo no estaba preparado para ser zar, sino que además era autoritario e inflexible y que no tenía experiencia como gobernante cuando, a sus 26 años, su padre Alejandro III falleció. “No estoy preparado para ser zar, nunca quise serlo. No sé nada del arte de gobernar, ni siquiera sé cómo hablar a los ministros”, explicaba el mismo Nicolás.
En esta inexperiencia, fue convencido por el káiser alemán Guillermo II de entrar en guerra con Japón, con el objetivo de afirmarse como la primera potencia de Asia. Pero esta guerra fue un fracaso absoluto para Rusia y el prestigio del zar quedó destruido y la población comenzó una ola de revueltas en 1905.
El descontento entre los parlamentarios y el pueblo hacia él y su esposa Alexandra, que afirman era muy odiada por los rusos, unido a las derrotas militares del país, desembocaron en la Revolución de Octubre de 1917.
La familia real fue arrestada y, aunque al principio no se pensó en su ejecución, una guerra civil entre los bolcheviques – los rojos – y los contrarrevolucionarios – los blancos – hizo que el líder de los revolucionarios, Vladimir Lenin, temiera por el rescate de los zares y ordenara un cruel fusilamiento.
Cómo eran la esposa y los hijos de Nicolás II
Las cuatro hijas mujeres del zar, principalmente la pequeña Anastasia, se volvieron en un mito que duró durante décadas. La historiadora británica Helen Rappaport ha escrito mucho sobre ellas.
Cuenta que en su casa, las hermanas habían crecido felices y bastante mimadas por regalos extravagantes, pero con una madre que, siguiendo la tradición de sus antecesoras, les imponía un régimen estricto.
Explica que la nieta de la reina Victoria del Reino Unido, las hacía usar ropa usada, camas de hierro, comer como cualquier otro niño de la Rusia del momento y tomar baños fríos para endurecer el carácter. Afirma que las hermanas nunca fueron malcriadas y que eran “vivaces, amigables, curiosas y dedicadas la una a la otra”.
Hay muchas fotografías que se sacaba la familia en forma constante y que muestra niñas obedientes y bellas. Alejandra Fiódorovna Románova se refería a ellas como dos grupos anónimos: «la pareja grande» —Olga y Tatiana— y «la pareja pequeña» —María y Anastasia—.
Por último, nació el hijo varón tan esperado, el heredero, Alexei. Pero se supo enseguida que el niño sufría hemofilia, una enfermedad que anunciaba una pronta muerte.
