En un mundo saturado de información, datos y argumentos lógicos, comunicar desde la emoción se ha convertido en una herramienta poderosa para conectar con los demás de forma auténtica y efectiva. Aunque muchas veces se da por sentado que la razón es la vía más sólida para convencer o transmitir ideas, lo cierto es que los seres humanos somos, por naturaleza, más sensibles a las emociones. Y esto no es una debilidad: es un rasgo esencial de nuestra evolución y de nuestra forma de interactuar con el mundo.
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