El Ayuntamiento de Sant Llorenç de Morunys, en el Solsonès (Lleida), ha cortado de raíz las quejas de algunos propietarios de segundas residencias que se quejaron hace semanas del canto de gallos y del fuerte sonido de las campanas. El alcalde, Francesc Riu (ERC-AM), ha hecho saber que sus quejas no serán atendidas. “Decidimos publicar mensajes en redes para que la gente no llame al Ayuntamiento por este tema, porque no les ayudaremos en eso, que no nos hagan perder el tiempo”, afirma.

El cartel difundido por el Ayuntamiento
LV
“Hace tiempo que nuestra villa acoge muchos visitantes en verano, la mayoría de ellos ya se sienten unos piteus más pero todavía hay una minoría que no entienden que tenemos campanas que tocan cada cuarto de hora, gallos que cantan, rebaños que pastan cerca del pueblo y algunos payeses (querríamos muchos más) que trabajan para hacer tu comida. Si lo respetáis encontraréis una villa que siempre ha sido de acogida. Si no es así has llegado a un lugar equivocado”, reza el cartel que se ha hecho viral en el pueblo conocido como Sant Llorenç dels Piteus, por el Drap Piteu, que durante la Edad Media solo se hacía en este lugar.
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El mensaje ha calado. No ha llegado ninguna protesta más al consistorio. El alcalde afirma que la intención del Ayuntamiento no era salir en los medios de comunicación sino advertir a quienes se quejan de los ruidos de la vida en el campo que no atenderán sus protestas. Lo que verdaderamente preocupa al Ayuntamiento son asuntos que mejoren la vida en el pueblo como la vivienda, el transporte y la escuela. El primer problema, insiste Riu, es la vivienda: “Apenas hay, las que están disponibles son caras y la administración no ayuda”. Sobre el transporte, “solo lo hay a diario durante el curso escolar y hace 30 años que esperamos una escuela nueva, los niños y niñas están repartidos en cuatro espacios, con barracones”.
El Ayuntamiento también ha utilizado las redes en los últimos días para llamar la atención de comportamientos incívicos. “Con la llegada de agosto se vuelven a producir actos incívicos, como dejar bolsas de basura en papeleras o fuera de los puntos de recogida, sacarla los días que no hay recogida o sacar los restos orgánicos sin cubo”, se queja el alcalde.