Quienes cuestionan la medida sostienen que:
- El NFC permitiría validar el viaje con mayor rapidez y sin conexión, reduciendo filas y tiempos de abordaje.
- Al priorizar QR, la experiencia depende de abrir una app, mostrar o escanear, y de la conectividad del teléfono.
- La elección favorecería a plataformas con ecosistema QR dominante, desplazando opciones interoperables de billeteras y bancos.
Desde el sector tecnológico señalan que el NFC ya está disponible en la mayoría de los smartphones y que su adopción en transporte suele integrarse a tarjetas sin contacto y credenciales virtuales, con mejor rendimiento en picos de demanda (hora pico, estadios, eventos).
Por su parte, defensores del QR argumentan que:
- Es una tecnología más extendida entre comercios y usuarios, barata de implementar y rápida de escalar.
- Facilita la trazabilidad y la interoperabilidad entre múltiples billeteras sin reemplazar hardware en validadores.
La discusión de fondo: competencia y neutralidad tecnológica. Especialistas reclaman que el Estado fije estándares abiertos (QR y NFC) y reglas de acceso equitativo para que cualquier billetera o banco pueda integrar pagos en el transporte sin privilegios. También piden metas de performance (tiempo de validación por pasajero, disponibilidad offline, seguridad y privacidad) para evaluar objetivamente qué tecnología —o combinación— conviene en cada etapa.
Qué mirar a partir de ahora
- Si habrá interoperabilidad real entre billeteras y tarjetas.
- Los tiempos de validación en hora pico con QR vs. NFC.
- La transparencia en contratos, pruebas piloto y criterios técnicos usados para la decisión.