La noche posterior al histórico fallo judicial que condenó a su ex marido, Claudio Contardi, a 19 años de prisión por abuso sexual agravado y violencia de género, Julieta Prandi habló mediante videollamada con el programa LAM (América TV) y relató cómo vivió ese proceso, el impacto que tuvo en su salud y la manera en que sus hijos transitaron aquellos años.
“La pena es ejemplar”, dijo con firmeza. Y enseguida reconoció lo largo y doloroso del camino: “Fue muy larga la espera, fue desgarradora. Todo el tránsito de pericias, entrevistas, apelaciones… es un derrotero muy fuerte el que sufre la víctima de violencia de género. La mayoría abandona en el camino porque es demoledor”.
Prandi remarcó que el juicio dejó en claro que sus denuncias eran reales: “Ni estoy inventando nada, ni los médicos inventan, ni los psiquiatras inventan, ni los testigos inventan. Todo lo que conté y repetí una y otra vez en la Justicia es verdad. Y la cantidad de hechos probados llevó al número de la pena”.

En la entrevista, recordó cómo comenzó la relación con Contardi -años antes de formar una familia- y cómo se volvió controladora: “Del 2000 al 2005 estuvimos juntos. Por celos y control lo dejé, pero años después, en un momento de soledad, volvió a aparecer como un amigo, mostrando una faceta encantadora. Cuando me quise acordar ya estaba de vuelta en una relación”.
El control se intensificó con el tiempo, incluso sobre su trabajo y sus ingresos. “En el primer embarazo me hizo firmar un poder general para cobrar mi sueldo y administrar mis bienes. El departamento que había comprado con mi plata terminó a nombre de su hijo”, denunció.
También relató el deterioro de su salud durante la convivencia: “En el último año que tuve que vivir con él iba al baño 11 veces por día, con sangre, con agua… no tenía más nada. Y los estudios no encontraban nada físico. Era el estrés al palo. Y él me decía que eso era un cáncer de estómago. Incluso estuvo a punto de hacerme firmar un testamento”.
Prandi no ocultó que el maltrato psicológico también involucró a sus hijos: “Me psicopateaba con todo, incluso con los chicos. La idea era que si me pasaba algo, ellos quedaban desprotegidos”.
A pesar de la condena, la conductora sabe que el proceso personal continúa: “Este fallo es justicia, es alivio y es paz. Ahora necesito seguir sanando, por mí y por mis hijos. Ellos merecen una vida tranquila, sin miedo”.
Con la voz firme, pero cargada de emoción, Julieta Prandi dejó un mensaje que trasciende su caso: “Las víctimas no tienen que callar. Es muy difícil, pero se puede llegar a la verdad. Y cuando llega, es una luz que te permite empezar a vivir otra vez”.