Un albañil que trabajó en la casa de Coghlan donde hallaron los restos de Diego Fernández Lima declaró ante la Justicia y reveló detalles que contradicen la versión de Cristian Graf, hijo de la dueña del inmueble, y lo dejaron más comprometido en la causa.
Un albañil que trabajó en la demolición y excavación del terreno donde estuvo la casa de Coghlan, en la que vivió Gustavo Cerati y donde fueron hallados los restos de Diego Fernández Lima, declaró ante la Justicia y sumó elementos que comprometen más a Cristian Graf.
Rolando Medina Rodas, encargado de la obra en avenida Congreso 3748, contó que Graf —hijo de la dueña de la vivienda— se mostró “inquieto” y con “exigencias” particulares durante los trabajos, como la prohibición de tocar un pequeño árbol ubicado en la medianera. Esa vegetación, según el testigo, estaba muy cerca del lugar donde luego encontraron los restos del adolescente desaparecido en 1984.
Medina Rodas aseguró que era “imposible” esquivar el árbol y rechazó la hipótesis de Graf, quien planteó que la tierra con los restos pudo haber sido depositada desde otro terreno. “Es mentira. Yo cargo todo el tiempo camiones con la máquina. Veo lo que entra y lo que cae. Es imposible que hayan caído ahí sin que nadie se diera cuenta”, afirmó.
Los restos de Diego, de 16 años, fueron hallados junto con su ropa y un reloj Casio con calculadora. El joven había desaparecido el 26 de julio de 1984, luego de salir de su casa en Belgrano rumbo a encontrarse con un amigo, algo que nunca ocurrió. La causa sigue en investigación para determinar las circunstancias de su muerte y la responsabilidad de los implicados.