El Gobierno nacional resolvió endurecer las condiciones del sistema bancario como parte de un plan de emergencia para contener la presión cambiaria y la volatilidad económica. En una reunión convocada de forma urgente, el presidente Javier Milei solicitó a las principales entidades financieras que limiten la disponibilidad de fondos propios y de sus clientes, al tiempo que anticipó un cambio en la política monetaria que él mismo supervisará.
El detonante de estas medidas fue la reciente licitación de deuda pública, en la que el Tesoro debía refinanciar 15 billones de pesos, pero logró captar solo el 61% del monto. El remanente de 6 billones quedó disponible en el mercado, con alto riesgo de migrar hacia el dólar. Para intentar neutralizar esa presión, el ministro de Economía, Luis Caputo, dispuso un nuevo aumento en los encajes obligatorios de los bancos, el segundo en menos de treinta días.
Con esta modificación, la mitad de los depósitos deberá mantenerse bloqueada, medida que busca forzar a las entidades a destinar esos fondos a la compra de títulos públicos que antes rechazaban. Sin embargo, esta estrategia también restringe el acceso a efectivo tanto para los bancos como para los ahorristas.
Fuentes cercanas al Ejecutivo señalan que Milei le habría planteado un ultimátum a Caputo y asumirá de forma directa la definición del plan financiero y monetario, en un giro que confirma las versiones sobre su disconformidad con enterarse de las decisiones económicas una vez ya adoptadas por el equipo de Caputo y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili.