Escribo desde Molló, en el Pirineo, a dos pasos de la frontera francesa. Un pueblo alto, pequeño, rodeado de prados y bosques, animado por el Ritort, afluente del Ter, que fluye alegre y claro en lo más hondo del valle. El campanario románico de Santa Cecilia es su mayor atractivo, junto con las rutas del Exilio y la Retirada, que, atravesando los collados de Ares y Pregon, siguen el trágico itinerario de los republicanos fugitivos que buscaban salvarse en Francia.
]]>