La mayoría de historias íntimas, personales, acaban muriendo en el olvido, volatizadas por el paso del tiempo y la frágil memoria generacional. No obstante, este no será el caso de lo que vivieron Paco y Ali en el madrileño barrio de San Blas desde finales de los años 70 hasta inicios de los 90. Su hija, Esther Ortega ha decidido debutar como realizadora narrando la dura experiencia de sus padres con la heroína durante catorce años, una historia que también es la suya.
La actriz, que en televisión se la ha visto en series como Desaparecida o Antidisturbios y que en estos momentos se encuentra en el Festival de Mérida interpretando el clásico Las Troyanas de Eurípides, ha decido ponerse tras las cámaras empujada por su amiga, la también actriz Marta Nieto. “Estábamos grabando una peli y hablábamos de las mujeres que, cuando llegan a una cierta edad, cada vez tienen menos hueco en el audiovisual porque no hay historias que traten sobre nosotras. Me preguntó sobre qué me gustaría hablar y hay un montón de historias sociales, de realidades de la periferia que no veo en el cine. Y me metí en este viaje”, rememora.
“Siempre he tenido muy claro que mis padres me quieren un montón”
Aunque la película cuente su experiencia personal y la de su familia, Ortega considera que a la vez “habla de la historia de España” ya que el drama de la heroína también fue la “realidad de muchas familias en muchos barrios de muchas periferias de muchas ciudades”. “Mis padres estuvieron enganchados desde mis tres años hasta mis 16 y tuvieron la enorme fortuna de no morirse, al contrario del 40% de la población de su misma edad en mi barrio”, explica. No en vano la película se titula Toda la suerte del mundo y cuenta con el protagonismo de dos de los actores del momento, Carolina Yuste y Jaime Lorente, amigos íntimos de la debutante como cineasta.

Esther Ortega
REDACCIÓN / Terceros
“Vivíamos en un territorio en guerra, veía gente tirada en el suelo y pensaba ‘a ver cuántos de estos se han muerto cuando vuelva del instituto’”, relata. “En mi barrio las farmacias tenían rejas porque se atracaban como cinco al día en España y solo había un banco al lado de la comisaría”, prosigue. Y en su casa, “veía el dolor de mis padres por fallar una y otra vez porque no podían evitar convertir mi cena en su próxima dosis de heroína”.
A pesar de la dureza de su infancia y adolescencia, para Ortega su ópera prima es en realidad “una historia de amor”. “No hay nada más jodidamente revolucionario y tremendo que el amor porque cuando mis padres vieron que me perdían, dejaron la heroína en cuatro meses”, revela. “Siempre he tenido muy claro que me quieren un montón”.

Claqueta del inio del rodaje de ‘Toda la suerte del mundo’ de Esther Ortega
REDACCIÓN / Terceros
El filme, producido por AF y Match Point, también está sirviendo como una sesión más de terapia familiar. “Mis padres han atravesado el desierto, han vivido tres vidas en una y están como de regalo de todo”, cuenta. “Sienten mucha culpa y gratitud y cada acción que emprendemos con respecto a la película les ayuda a perdonarse un poquito más, es maravilloso”, exclama. Ahora, ambos “están encantados” e incluso salen en el final, ya rodado, que es en formato documental. El resto del metraje se empezará a filmar en junio del año que viene. “Tenemos una pausa porque hay actores que tienen que cambiar de peso y esto se tiene que hacer de una manera muy controlada”, detalla a la vez que no duda de que Yuste y Lorente “harán una interpretación de Goya”.

Esther Ortega junto a su hijo Abel en ‘Las Troyanas’
Festival de Mérida / Jero Morales
Tras Las Troyanas , Ortega seguirá inmersa en el teatro con el estreno en otoño de la obra Violencia de Fran Kranz en el Centro Dramático Nacional. Tanto en una como en otra actúa su hijo Abel de nueve años, que ya apunta maneras en el mundo de la interpretación como su madre y también como su padre, Óscar de la Fuente. La pareja se casó hace tres años, pero sin firma, en una fiesta que duró tres días y en la que sonó como marcha nupcial la Marcha imperial de Star Wars .

Esther Ortega con Carolina Yuste y Jaime Lorente en su boda
REDACCIÓN / Terceros
El pasado febrero repitieron boda, esta vez con papeles. Marta Nieto, la amiga de las preguntas inspiradoras, le interpeló sobre el dress code . “Y, yo, menopáusica, que estoy en plena resignificación de mi cuerpo, pensé cómo sería feliz y dije que iríamos en chándal”. La novia, en chándal blanco; el novio, en chándal negro; y los testigos Carolina Yuste, en chándal rosa y Javier Lorente, en chándal tricolor.

Esther Ortega junto a su marido Óscar de la Fuente
REDACCIÓN / Terceros
Ortega, quien se considera además de actriz, budista y vegetariana, reconoce que la vida le ha enseñado “a perdonar” y que, cumplidos los cincuenta, se encuentra “más feliz que nunca”. “Óscar de la Fuente es la persona con el corazón más grande que he conocido, es como un abrazo gigante todo el tiempo y es talentosísimo”, alaba a su pareja una mujer que solo desea en este mundo “estar tranquila y en amor”.