La Policía Nacional de Colombia confirmó la captura de Alberto Carlos Mejía, un joven venezolano de 18 años señalado como el principal sospechoso del asesinato de José Felipe Reyes Ossa, conocido en el barrio Meiggs de Santiago de Chile como el “Rey de Meiggs”. El procedimiento se realizó en la ciudad de Barrancabermeja y contó con el trabajo conjunto de Carabineros, la PDI, Interpol y el departamento OS-9.
La detención se anunció oficialmente a través de las redes de Carabineros, que destacaron la coordinación internacional como factor clave para dar con el paradero del prófugo. Ahora, se espera que las autoridades chilenas avancen con el pedido de extradición para que enfrente a la Justicia en su país.
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El caso adquirió notoriedad por el error administrativo que permitió la liberación de Mejía el pasado 9 de julio, tras una orden emitida por la jueza Irene Rodríguez. Apenas tres días después, se activó una orden de captura internacional. La noticia de su salida de prisión circuló de forma tardía y despertó críticas en distintos sectores políticos y judiciales.
En ese marco, se difundió la versión de que el acusado había estado en Santa Cruz, lo que alimentó la incertidumbre sobre su paradero. Sin embargo, los investigadores confirmaron que tras salir de la cárcel el joven inició un recorrido que incluyó el norte de Chile y pasos irregulares hacia Perú.
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De acuerdo con los antecedentes reunidos, Mejía habría pagado 2,5 millones de pesos a un taxista para llegar desde Santiago a Iquique, donde pasó unas horas en un hostal antes de continuar hasta Arica. Desde allí habría cruzado por un paso no habilitado hacia Tacna, lo que puso a Perú como primer país en reforzar los controles fronterizos.
La emisión de la orden de captura internacional abarcó Perú, Ecuador y Colombia, con el objetivo de impedir que el sospechoso retornara a Venezuela, donde la Constitución bloquea la extradición de ciudadanos. Finalmente, la pista en Colombia resultó certera y derivó en la operación que culminó con su arresto.
La liberación solo se conoció porque un cómplice del detenido consultó a la defensa por la situación procesal y advirtió que Mejía ya no estaba bajo custodia. Ese dato llevó a destapar el error judicial y encendió las alarmas en los organismos de seguridad.
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El episodio también provocó cuestionamientos hacia el ministro de Justicia de Chile, Jaime Gajardo, debido a que Gendarmería, organismo bajo su órbita, era responsable de la custodia del sospechoso. Las críticas apuntaron a la falta de controles internos y a la cadena de fallos que permitieron que un imputado de alta peligrosidad quedara en libertad.
El futuro judicial de Mejía depende ahora del proceso de extradición a Chile, donde la investigación por el crimen del “Rey de Meiggs” sigue abierta. La captura en Colombia representa un avance en la causa, pero al mismo tiempo expone la fragilidad del sistema judicial chileno y la necesidad de revisar los mecanismos que permitieron la fuga.