El Pinot Noir, una de las variedades de uva más emblemáticas y desafiantes de la viticultura, encontró en la Patagonia un entorno ideal para desarrollarse. Su delicadeza ante cambios bruscos de temperatura e insolaciones lo convierte en un cultivo exigente, pero capaz de expresar elegancia, frescura y un color rubí menos intenso que otros tintos.
Guillo Barzi, director de la Bodega Humberto Canale, explica que el principal desafío son las heladas tempranas o tardías. “Mapeamos cuidadosamente el suelo y elegimos las zonas menos frías para proteger la vid. Además, utilizamos riego por aspersión, selección de clones específicos y viticultura de precisión”, detalla. La bodega, con más de 116 años de historia, plantó sus primeros ejemplares de Pinot Noir a mediados del siglo pasado y hoy es líder en Río Negro.
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Aunque representa menos del 2% de la superficie cultivada a nivel nacional, el Pinot Noir patagónico constituye casi el 20% de los viñedos de la región. Su perfil suave y liviano lo hace ideal para maridar con pescados, mariscos o como primera copa en reuniones y aperitivos.
La Bodega Humberto Canale ofrece diversas etiquetas de Pinot Noir: Estate Pinot Noir, Gran Reserva, Old Vineyard Finca La Isabel y Rosé Noir. Además, en octubre lanzará la nueva cosecha Barzi Canale Pinot Noir, elaborada con selección manual de racimos y barricas especiales para resaltar la identidad patagónica del vino.
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Originaria de Borgoña, Francia, esta cepa destaca por racimos compactos y pequeños, lo que incrementa su complejidad y dificulta la cosecha y vinificación. La Patagonia demostró ser un terreno perfecto para que este varietal despliegue su máximo potencial.
Fuente: Rio Negro.