No es un éxodo masivo, de momento, pero sus cifras son lo suficientemente elocuentes como para señalar una tendencia: un número creciente de valencianos está haciendo las maletas para encontrar algo tan elemental como un hogar asequible en los municipios cercanos a la capital. Los datos recientes del Ayuntamiento son reveladores. Durante el último trimestre de 2024, el saldo migratorio entre la ciudad y la comarca de l’Horta fue negativo: 2.704 personas dejaron Valencia para instalarse en el área metropolitana, mientras que solo 1.942 hicieron el camino inverso. Este éxodo de corto recorrido es la crónica de un desarraigo forzado por la lógica implacable del mercado.
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