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jueves, agosto 21, 2025

Relato íntimo de la misión del Ejército que hizo cumbre en el Himalaya, una hazaña que tardó décadas en concretarse

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Esfuerzo, constancia y dedicación”, así resumieron su experiencia en el Himalaya tres de los nueve integrantes del Ejército Argentino que hace dos semanas llegaron a la cumbre del Monte Kun, uno de los picos más altos que la cadena montañosa asiática tiene en India. Con una vida ligada a las prácticas de montaña, el mayor Ramiro Antoñana, el sargento primero Diego Alegre y el capitán Rodrigo Orellano relataron a Clarín los días que compartieron como parte de lo que fue «una expedición histórica» para la fuerza armada.

“Es un anhelo, creo que cualquier montañista desea alguna vez ir al Himalaya”, dijo Antoñana y recordó que en el momento de llegar “te pasan por la cabeza todos aquellos que estuvieron atrás para que esto se logre: la familia, los compañeros de trabajo, los amigos”.

La misión -realizada en conjunto con sus pares de India– se extendió por 17 días, contando desde le llegada del grupo a Nueva Delhi hasta su regreso a esa ciudad para luego emprender el vuelo a Ezeiza. En el medio, entre el 23 de julio y el 8 de agosto, los protagonistas de la historia superaron una seguidilla de desafíos físicos para lograr la meta, aunque también tuvieron que hacer un trabajo de resistencia mental para avanzar en el camino.

La expedición al Himalaya de los integrantes del Ejército. Foto Ejército argentinoLa expedición al Himalaya de los integrantes del Ejército. Foto Ejército argentino

Fue una mezcla de emociones, del deber cumplido y la satisfacción personal por haber llegado ahí. Nos costó bastante, pasamos por varias situaciones de riesgo, varias partes que fueron exigentes física y mentalmente”, contó Orellano, el más joven de la patrulla.

La convocatoria para encontrar a la patrulla del Ejército argentino

La historia acerca de la hazaña lograda el 5 de agosto por el equipo argentino se remonta al año pasado, cuando el Ejército lanzó “una convocatoria abierta a toda la fuerza” para participar de esta expedición, que había tenido un intento hace varias décadas pero que, sin embargo, no se pudo llevar a cabo.

Rodrigo Orellano fue el miembro más joven de la patrulla que escaló el Himalaya. Foto Guillermo Rodríguez AdamiRodrigo Orellano fue el miembro más joven de la patrulla que escaló el Himalaya. Foto Guillermo Rodríguez Adami

En esa ocasión se presentaron 41 postulantes, todos asentados en las unidades de montaña que el Ejército tiene a lo largo de la Cordillera de los Andes. De ese grupo,había que seleccionar ocho para que formaran parte de la patrulla, y seis más como equipo suplente, en caso de que alguno tuviera algún inconveniente llegado el momento. “Fue una convocatoria exigente, todos los que se presentaron eran posibles candidatos”, dijo Antoñana.

Alegre, otro de los elegidos, dijo que cuando vio flamear la bandera a esa altura, a 7.077 metros de altura sobre el nivel del mar, sintió “un orgullo muy grande y sensaciones encontradas en todo sentido”. “No tengo palabras para explicarlo”.

Diego Alegre relató el orgullo que sintió cuando vio flamear la bandera argentina a 7.077 metros de altura. Foto Guillermo Rodríguez Adami. Diego Alegre relató el orgullo que sintió cuando vio flamear la bandera argentina a 7.077 metros de altura. Foto Guillermo Rodríguez Adami.

La cordada -como se conoce al grupo de montañistas- estuvo integrada además por los suboficiales principales Néstor Maidana y Juan Bustos, los sargentos ayudantes Víctor Giordano y Carlos Villafañe, el sargento primero Oscar Oro y el suboficial mayor Pedro Rodríguez, de 53 años

El rango etario promedio fue de 46 años, todos con un mínimo de 15 años dentro de la fuerza. La prioridad al momento de elegirlos, destacó Antoñana, fue la experiencia de cada uno, “algo que también ayudó al éxito de la actividad”. En ese contexto, parafraseando la expresión que se popularizó a partir de la serie El Eternauta, aseguró que “lo viejo todavía funciona”. “Sirve y dio resultado”, completó.

La expedición al Himalaya de los integrantes del EjércitoLa expedición al Himalaya de los integrantes del Ejército

El camino de ascenso y la llegada a la cumbre

La llegada a la cima del Monte Kun se concretó el 5 de agosto a las 00.15 (hora de India) y demandó una intensa preparación que se había iniciado en 2024. Todos los miembros de la patrulla se juntaron por primera vez, después del proceso de selección, en noviembre del año pasado.

Después, hicieron trabajos en conjunto en Mendoza, en el volcán Tupungato y, en marzo, hicieron lo propio en el Cerro Tronador, en Bariloche. Dos meses antes habaían ascendido al Cerro Aconcagua, el pico más alto de Los Andes, junto con sus colegas del Ejército indio.

La expedición al Himalaya de los integrantes del Ejército.La expedición al Himalaya de los integrantes del Ejército.

“La diferencia de Los Andes con el Himalaya es la atmósfera que cambia. Allá no sentimos la falta de oxígeno que por ahí acá se nota enseguida, a partir de los 4 mil metros se empieza a sentir la falta de oxígeno y el dolor de cabeza”, relató Alegre, quien dijo también que en el macizo montañoso de Asia “hasta los 4.500 metros de altura había animales pastando, chivos, ovejas, cosas que acá eso no se ven».

El ascenso, que en total llevó dos semanas, implicó el uso de herramientas como cuerdas fijas y crampones – para sujetar las botas y permitir un mejor desplazamiento en la superficie- debido a “la verticalidad de las paredes de la montaña, que iban desde los 75 a los 80 grados”.

A modo de ejemplo de las dificultades que atravesaron, Alegre rememoró que el día que pasaron del campamento 1 al 2 lo festejaron “como si fuera una cumbre más porque fue una actividad de 10 horas, muy extenuante” y en la que estuvieron “muy expuestos a la actividad y al riesgo, con muchas caídas de piedras”.

El clima, más allá de algunas lloviznas y la temperatura cambiante según la altitud, fue favorable en todo el trayecto. El día que alcanzaron la cumbre tenían hasta las 9 de la mañana para esquivar los efectos del sol. Llegaron 15 minutos después, pero con el margen suficiente para poder iniciar el regreso sin mayores dificultades.

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La expedición del Ejército al Himalaya

«Había que empezar a descender porque el calor afloja los anclajes, puede debilitar el terreno; puede haber un corte de placa y una avalancha, por eso había un tiempo estipulado de hacer cumbre y descender», describió el sargento primero. Una vez más, el objetivo fue alcanzado y el 8 de agosto llegaron al punto donde habían comenzado a subir.

Después de llegar a la cumbre y volver a la base, el grupo tomó contacto “con la cadena de comando y con el jefe del Estado Mayor del Ejército”, Carlos Presti, a quienes informaron que todos habían logrado la misión y estaban bien. Luego, se comunicaron con sus familiares.

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La expedición del Ejército al Himalaya

Los próximos desafíos: «Siempre vamos por más»

Si bien los tres coincidieron en que completar una experiencia de estas características estaba entre sus ideas, no tenían certezas sobre la posibilidad de concretarlo.

«Siempre está la idea. Cuando esto salió, muchos dudábamos de que se pudiera hacer, en particular cuando surge el conflicto entre India y Pakistán a mediados de mayo. Fue un anhelo y se pudo lograr«, expresó Antoñana y manifestó su deseo de seguir con este tipo de actividades.

Ramiro Antoñana otro de los miembros del Ejército que participó de la expedición al Himalaya. Foto Guillermo Rodríguez AdamiRamiro Antoñana otro de los miembros del Ejército que participó de la expedición al Himalaya. Foto Guillermo Rodríguez Adami

En la misma sintonía, como guía de montaña también en el ámbito civil, Alegre espera seguir capacitándose, “continuar aprendiendo y, por qué no, seguir soñando con hacer actividades más grandes”.

La expedición al Himalaya de los integrantes del EjércitoLa expedición al Himalaya de los integrantes del Ejército

Siempre es buscar un poco más, por ahí en el momento llegás y decís ‘listo’ pero una vez que bajás, te recuperás y ya estás planificando otra cosa. La idea siempre es ir más allá, me encanta lo que hago”, expresó.

Con el mismo espíritu, Orellano mencionó que su vida “fue siempre en la montaña” porque nació y vivió gran parte de su vida en San Carlos, un pueblo de Mendoza que está “al lado de la Cordillera” y, en su vida militar, tuvo destinos que lo llevaron a esa misma geografía.

Tres integrantes de la patrulla del Ejército que ascendió al Monte Kun. Foto Guillermo Rodríguez Adami. Tres integrantes de la patrulla del Ejército que ascendió al Monte Kun. Foto Guillermo Rodríguez Adami.

Por su parte, Antoñana vivió en Bariloche, donde practicaba montañismo y escalada también por fuera del ámbito laboral. Ahora, contó, le queda pendiente concluir la carrera de guía que estaba cursando en el Centro Andino de Buenos Aires. La tarea quedó en suspenso por la misión que lo llevó al Himalaya.

“Esto fue una recompensa- dijo- la parte dura fue lo previo, que fue organizar, conseguir el material mudarnos de un lugar a otro, tuvimos que tener mucha constancia”. Y sus compañeros agregaron a la definición «el esfuerzo y la dedicación».

BPO

Redacción

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