En la naturaleza o el misterio del crecimiento económico, como lo denomina Dani Rodrik, las empresas desempeñan un papel clave. Siendo el crecimiento el instrumento más poderoso para generar riqueza, reducir la desigualdad, la pobreza y conseguir mayor bienestar, no cabe duda de que las “multilatinas”, translatinas o multiibéricas –en adelante multilatinas–, son realmente claves para lograrlo.
Las multilatinas, por su etimología, como se puede intuir, son empresas latinoamericanas por lo general de origen familiar y por lo general son líderes locales y regionales. Según la CEPAL, su expansión regional se debe a las reformas económicas (apertura, liberalización y desregulación), la diversificación de riesgos y el fácil acceso a los mercados financieros. Este fenómeno se vio acompañado por la expansión del capital latinoamericano después de la década perdida de los años ochenta, identificada de esta manera por su bajo crecimiento económico (1,1%).
Fue a partir de la década de los noventa, conocida como la década de la esperanza –por contraposición a la década previa–, cuando las multilatinas se expandieron en la región, lo que les confería un componente de novedad: son grandes motores de inversión en continua evolución, buscando nuevas oportunidades y mercados donde instalarse. De esta forma, las multilatinas impulsan el tejido empresarial con nuevas tecnologías, conocimientos y procesos, mejorando la productividad y la competitividad que facilitan la expansión internacional.
Para la expansión internacional, las multilatinas han elegido a España como segundo destino de sus inversiones, donde, al igual que las multinacionales españolas en América Latina, se han visto favorecidas por la inmediatez y la proximidad lingüística y cultural, como factores claves para instalarse con rapidez, consiguiendo el ahorro de costes, pues cuanto menor es la distancia idiomática y cultural entre la matriz y la filial, menores son los costes operativos.
América Latina es el cuarto mayor inversor en España, tras Estados Unidos, Reino Unido y Francia. A su vez, España es el principal inversor europeo y el segundo a nivel mundial en Latinoamérica, solo superado por Estados Unidos. Esta es una posición fundamental que debemos retener ante el actual reajuste de inversiones en el espacio inversor iberoamericano.
Los veinte países latinoamericanos en 2024 tienen un stock en España de 47.291 millones de euros, cifra que asciende a 66.845 millones de euros si se incluyen las ETVE (sociedades instrumentales de optimización fiscal). Esto representa una comunidad empresarial que avanza desde las 142 en 2011 hasta superar las 600 en 2024, generando empleos directos para aproximadamente 49.000 trabajadores.
Por países, México es el mayor inversor con 33.902 millones de euros; le sigue Argentina con 10.569 millones; Brasil con 6.144 millones; Colombia con 6.023 millones (el país cuya inversión más crece); y Uruguay con 3.606 millones de euros.
Los flujos hacia España en 2024 fueron de 2.178 millones de euros, un 5,3% menos que en 2023, en línea con la media de los últimos años, que consolida a nuestro país, no solo como la puerta de entrada sino como el puente hacia los mercados europeos y como el segundo destino preferido, siendo el primero Estados Unidos.
La estabilidad institucional de España, entendida como un marco propicio para las inversiones y los negocios internacionales en el contexto de la Unión Europea, así como la seguridad jurídica y la estabilidad en el ámbito financiero y crediticio, son aspectos notablemente valorados por las multilatinas y los empresarios latinoamericanos.
El Gobierno de España, como los gobiernos regionales, cuenta con diversas modalidades de incentivos y apoyos para atraer inversiones y facilitar el ingreso de las multilatinas, promoviendo la colaboración con el sector privado, ofreciendo mano de obra cualificada, seguridad jurídica, estabilidad institucional y una amplia red de infraestructuras que las conecta con los mercados europeos. Las primeras empresas latinoamericanas en llegar a España fueron la mexicana Cemex, la brasileña Gerdau y más recientemente lo han hecho el grupo Trinity de Colombia y Atlántida de Honduras.
Para mejorar la llegada de las multilatinas, es recomendable mantener un diálogo constante y una colaboración institucional con sus directivos, dado que su conocimiento en los procesos de decisión para invertir en España, pueden orientar y hacer más efectivas las políticas de atracción y retención de inversiones en nuestro país.
En España, las multilatinas enfrentan desafíos y oportunidades, que ponen a prueba sus habilidades directivas y sus capacidades organizativas, factores clave para superar obstáculos y aprovechar las oportunidades para reforzar su posición en el espacio inversor iberoamericano, que comprende más de 600 millones de hispanohablantes, cuenta con una tupida red de relaciones económicas, comerciales e institucionales, que facilitan las inversiones en ambos sentidos, donde las multilatinas tienen la oportunidad de reforzar su presencia, lo cual eleva la confianza en sus respectivas economías, favoreciendo la internacionalización como síntoma de madurez.
El espacio inversor iberoamericano, como bloque de influencia ante la fragmentación de los mercados, hoy toma más sentido que ayer. Un espacio donde España, como puerta natural de entrada para las inversiones latinoamericanas, cuenta con las posiciones diferenciadoras positivas y competitivas que les facilita el acceso a los mercados de Europa, Norte de África y Oriente Medio. España, también actúa como puente entre América Latina y la Unión Europea, y no solo porque geográficamente puede ejercer esa función, sino porque reúne las condiciones para reforzar los vínculos entre ambas regiones.
Por su parte, América Latina, como parte del espacio inversor iberoamericano, el papel de puerta de entrada y puente de la inversión extranjera lo ha reivindicado el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Lo hizo su presidente, Ilan Goldfajn, durante la asamblea de gobernadores (Santiago de Chile, 28 al 30 de marzo de 2025). “Estamos diciendo a los inversionistas que entren en América Latina, que nosotros somos el puente de América Latina, porque damos la garantía de que es un buen proyecto”.
Para finalizar, una propuesta que no por breve deja de ser sumamente importante. Sería altamente positivo que el BID, como la CAF Banco de Desarrollo para América Latina, el BICE y demás instituciones multilaterales regionales, se sumasen al espacio inversor iberoamericano.