El caso real de Samantha Stites genera conmoción tras el estreno del documental Stalking Samantha: 13 Years of Terror (Acosando a Samantha: 13 años de terror), donde relata en primera persona el calvario que vivió desde que conoció a Christopher Thomas.
La joven, oriunda de Michigan, Estados Unidos, tuvo un mal presentimiento sobre Thomas desde el día en que se conocieron en 2011.
En aquel entonces Stites era estudiante de la Universidad Estatal de Grand Valley, y él, siete años mayor, empezó a asistir al mismo grupo cristiano que ella.

«Al principio pensé que simplemente se sentía solo y, que por alguna razón, sintió que yo era una persona accesible con quien hablar«, explicó Samantha a ABC News, horas antes del lanzamiento de la docuserie de tres episodios, disponible en Hulu y próximamente en Disney+.
En cuestión de semanas los comportamientos de Thomas empezaron a ser más y más intimidatorios. «A pesar de los repetidos rechazos y de los límites claros, él se aparecía en mi trabajo con flores, en mis entrenamientos deportivos, y empecé a ir siempre acompañada de mis amigas a todas partes», reveló.
Stalked for over a decade and then kidnapped and chained in a soundproof bunker. How did she escape and live to tell her story? “Stalking Samantha: 13 Years of Terror” premieres Tuesday, August 19th on Hulu and Hulu on Disney+. pic.twitter.com/HKak2ZxUkT
— ABC News Studios (@abcnewsstudios) August 12, 2025
Más adelante descubrió que él había puesto dispositivos de rastreo de GPS en su auto, y también en los vehículos de sus amigos, para seguir sus movimientos con una aplicación en el celular.
Durante 11 años Thomas insistió todas las veces que pudo para acercarse. Ella volvía a pedirle que se alejara, desaparecía un par de meses y luego él regresaba.
Samantha hizo varias denuncias policiales aquellos años para informar el acoso repetitivo, y la última fue una solicitud de protección y perimetral en julio de 2022, dos meses antes del terrible secuestro.
El cautiverio de Samantha Stites en un búnker insonorizado y cómo logró escapar
El 7 de octubre de 2022, Thomas irrumpió en la casa de Stites, la encontró dormida en su cama y la atacó, antes de obligarla a salir de la propiedad y llevarla a la prisión que había construido durante años.
«Me estranguló mientras dormía, y pasé las siguientes 13 horas en ese búnker, en alerta, con el temor constante de sufrir más daño físico o morir, porque me dijo que planeaba dejarme muerta en el lago Michigan«, expresó en una extensa carta abierta en su Instagram.
El detective Mike Matteucci, de la Oficina del Sheriff del Condado de Grand Traverse, reveló que Thomas construyó una habitación insonorizada dentro de un almacén. «Gastó miles de dólares en crear esta caja especialmente para hacerle daño a Sam», declaró a ABC News.
Durante el cautiverio Thomas le mostró que había rastreado cada una de sus salidas durante más de un año, le dijo que la retendría durante dos semanas y le mostró los suministros que había reunido: comida, agua y un balde para que hiciera sus necesidades.

«Me preguntaba si volvería a ver la luz del día, temblé y lloré después de que me violó, porque no estaba segura de que fuese a parar«, confesó la joven.
En medio de la traumática y devastadora agresión, Samantha intentaba concentrarse en sobrevivir, y aprovechar cualquier mínima posibilidad para huir.
«No dejaba de hablarme, y varias veces me dijo que tenía miedo de ir a prisión, así que tras 14 horas de cautiverio, lo convencí de que me dejara ir, prometiéndole que no iba a denunciar el delito», relató.
«Una vez que escapé, hice la denuncia a las autoridades y fui directo a un hospital para pedir atención médica, y pasé 11 horas agotadoras donde me pincharon y me dieron medicamentos preventivos para las ITS (Infecciones de Transmisión Sexual)», narró.
Bajó un 10% de su peso corporal después de ser secuestrada, y sufrió consecuencias psicológicas y físicas, con las que convive hasta la actualidad. «Sentía mucho dolor al abrir la boca luego de tanto tiempo amordazada, y a penas podía comer», rememoró.
La sentencia de Christopher Thomas y una sospecha confirmada: hubo otra víctima
Thomas, de 39 años, se declaró culpable de secuestro, tortura y acoso agravado en diciembre de 2023. La investigación reveló que Thomas tenía una condena previa por acechar a otra mujer llamada Kelli, cuyo apellido se omitió por razones legales, y había obtenido una orden de protección en 2009 después de que él la acosara con un modus operandi muy similar.
«Siempre supe que habría alguien más, o varias más», reconoció Kelli tras ser contactada por los detectives que investigaban el caso de Stites. Samantha aseguró que tras ser víctima de rapto supo que esa no era la primera vez que Thomas cometía un crimen, y tras saber de la existencia de Kelli confirmó su sospecha.

Aunque al principio también tenía sobre su historial policial el cargo de conducta sexual delictiva, fue posteriormente retirado como parte de un acuerdo de culpabilidad con la fiscalía.
Finalmente, Thomas fue sentenciado a entre 40 y 60 años de prisión, en mayo de 2024. Durante la audiencia, el juez Kevin Elsenheimer, el mismo que le había denegado la solicitud de protección a Stites en julio de 2022, reconoció la gravedad de las acciones de Thomas y su probabilidad de reincidir.
«Las conversaciones de Thomas con su madre mientras estuvo detenido muestran suficiente evidencia de su patrón de obsesión y la potencialidad de que nada le importe más que su plan delictivo», indicó el juez Elsenheimer.
Si alguna vez Thomas obtiene libertad condicional, se le exigirá que use un monitor GPS por el resto de su vida. Actualmente tiene 40 años, y si fuese liberado tras cumplir las cuatro décadas mínimas de condena, tendría alrededor de 80 años.

Stites reaccionó al fallo en el documental, y expresó: «La Justicia es curiosa, porque no necesariamente se expresa en cantidad de años de prisión; yo no puedo volver a la época anterior al secuestro, y siempre lamentaré eso».
Según las estadísticas presentadas en el caso, en Estados Unidos una de cada tres mujeres sufre acoso en algún momento de su vida. «Quiero que otras chicas, ya sea que hayan sido acosadas o agredidas sexualmente, o que no les hayan creído, vean mi historia y piensen que las cosas pueden cambiar», aseguró Stites.
Según los documentos judiciales, su caso impulsó cambios en la gestión de las órdenes de protección en los tribunales de Michigan. Las nuevas políticas exigen nuevas recomendaciones antes de formular recomendaciones al tribunal.
La joven fundó Beekeepers Advocacy, una organización sin fines de lucro que se dedica a luchar por cambios en las políticas de violencia de género y el apoyo emocional y económico a las sobrevivientes.
«Todavía cierro todas las puertas con llave antes de dormir, y chequeo dos veces antes de poder descansar, conviviré siempre con eso, pero saber que por fin estoy dejando atrás ese horror, que estoy protegida y él está tras las rejas, me hizo sentir libre de nuevo», expresó Stites.