No fue con el final ideal, pero Santiago Villalba nunca olvidará la derrota de este fin de semana contra Gimnasia y Esgrima de Mendoza. Allí, en el estadio Víctor Legrotaglie, el delantero de 21 años convirtió su primer gol en Almirante Brown y en su carrera como profesional.
La espera fue larga. Recién en su partido 19 con la camiseta aurinegra pudo desatarse el nudo de la garganta. “Lo estaba deseando mucho. Estoy muy contento. Se me vinieron muchas cosas a la cabeza. Sé que es el laburo que tengo que hacer y, por eso, me dio mucha felicidad”, contó el ex Barracas Central.
El festejo del gol, que, en ese momento, le daba la victoria parcial al conjunto matancero, estuvo acompañado del clásico gesto de paternidad reciente, con el dedo pulgar en la boca, como si fuera un chupete.
“Sì… Después de dos meses llegó el gol para poder dedicárselo. Espero que siga la racha y poder seguir convirtiendo. Es un sueño que tengo poder hacerlo en nuestra cancha”, celebró el atacante.
Muchas veces sumergido en la fricción con los zagueros rivales, Villalba se entusiasmó con la chance de rondar con más frecuencia la zona de fuego. “Cuando quedo así perfilado, me gusta pegarle al arco. A veces, somos un defensor más, porque luchamos para bajarle la pelota a los que vienen de frente. Es un poco del laburo sucio que hacemos”, cerró.