Las fuertes lluvias y tormentas que azotaron al Partido entre el martes y el miércoles nuevamente generaron estragos en el barrio Los Ceibos, en la localidad de González Catán. En este contexto, los vecinos que sufren inundaciones y anegamientos de las calles reiteraron la necesidad de obras hidráulicas en la zona.
“El agua no corre como corresponde, y los que vivimos en el fondo sufrimos mucho las lluvias porque no podemos salir de nuestras casas. Necesitamos de una obra hidráulica, es un reclamo que ya reiteramos en varias oportunidades”, enfatizó Bárbara, vecina de la calle Dupuy, en diálogo con El1.
Por su parte, Mary, vecina que vive sobre la calle Ibáñez, indicó que es la zona “más perjudicada”. “Vivimos frente al río y toda el agua que corre por el barrio termina allí. Nos llega hasta la rodilla. Además, se junta mucha basura y se genera un foco infeccioso. Es por esto que pedimos el entubamiento del río”, explicó.
En este contexto, Liz, frentista de la zona, indicó que, en el marco de los días de lluvias y tormentas, las actividades diarias de los vecinos de Los Ceibos se dificultan. “Las calles son intransitables, si no tenemos botas no podes salir. Los chicos no suelen ir a la escuela estos días porque no pueden llegar”, informó.




Calles anegadas también en el barrio Los Álamos
Un panorama similar viven los vecinos del barrio Los Álamos, ubicado entre el arroyo Morales y el Río Matanza, en Virrey del Pino. “Media cuadra para ambos lados de mi casa se inundó todo. El agua llega a los 30 centímetros. Hace 30 años que vivo en el barrio y es difícil ver como entra el agua a las casas cada vez que llueve. Todo lo que uno compra con mucho sacrificio se va al tacho y angustia mucho”, lamentó Aquilina Martínez en diálogo con este medio.
Asimismo, recordó que la primera gran inundación que sufrió el barrio ocurrió seis años atrás. «Antes no ocurría esto, pero ahora somos muchos los vecinos que estamos en esta misma situación. Para colmo, estos días vino la máquina para hacer unos trabajos en la calle y dejó todo mucho peor. Nosotros nos sentimos abandonados, dan ganas de llorar cada vez que nos inundamos», expresó.



