Entre el 15 y el 17 de agosto se llevó a cabo la cuarta edición del Campeonato Mundial del Alfajor en el Pabellón 6 de Costa Salguero, en Buenos Aires. Después de la exposición de 120 productores de 12 países, Chacra Los Retamos obtuvo el premio al Mejor Alfajor del Mundo 2025. En diálogo con LA NACION, Almendra Guillier, contó desde El Hoyo, Chubut, cuál es el secreto del éxito de su golosina artesanal.
El alfajor de harina de nuez y dulce de leche con cobertura de chocolate blanco se posicionó en el primer puesto global y esta decisión del jurado -compuesto por argentinos y uruguayos-, no era de esperar para la emprendedora patagónica. Sin embargo, después de haber obtenido la medalla de oro en 2022 y la de plata en 2023 por sus alfajores, ahora reconoció que su felicidad es total, en particular por el alto nivel de orgullo de su trabajo.
Guillier explicó que el ingrediente estrella de su producto es la nuez, que “es un ícono de la Patagonia”, ya que se trata de “un fruto seco calórico que necesitamos acá para el frío”, que está muy presente en la gastronomía regional.
“Nosotros en la chacra tenemos producción chica, pero en toda la comarca, en El Hoyo, El Bolsón y Lago Puelo, se da mucho el nogal, las nueces. Es algo que consumimos mucho y que se produce mucho. Entonces, hacer un producto con algo local, para mí es lo que más me distingue. Quiero que este emprendimiento tenga una identidad fuerte, patagónica”, explicó la fundadora de esta golosina artesanal.
Además, remarcó que los elementos que utiliza para hacer sus alfajores son propios de la chacra familiar. Allí produce la miel, cosecha las frutas y frutos secos que más tarde constituirán las deliciosas combinaciones. El objetivo es ofrecer un alimento de calidad y orgánico. De allí que estos alfajores llevan la etiqueta de premium.
Almendra Guillier es oriunda de El Hoyo y hace cinco años que comenzó con este emprendimiento, en un contexto de pandemia, donde no podía salir de su casa y en el cual su trabajo como administrativa no le convencía demasiado.
“Empecé a hacer alfajores porque quería comer un alfajor. Esa es la verdad. Soy golosa. Me encantan los dulces. Siempre comí muchos alfajores. Para mí el alfajor es una golosina que la podés llevar en la cartera siempre, en cualquier momento. Es una golosina multifacética”, recordó con gracia Guillier.
Con esa necesidad de darse un gusto, cocinó una serie de alfajores, pero le salieron tantos que tuvo que regalar la mayoría. Para suerte de ella, a las pocas horas, parte de sus conocidos y amigos le enviaron diferentes devoluciones positivas y le insistieron que querían más.
Esto entusiasmó a la cocinera, que de inmediato organizó sus días para tener el fin de semana libre y producir un stock, con el fin de satisfacer el pedido de sus vecinos y círculo cercano.
En julio del 2020 tuvo que renunciar a su trabajo “porque no daba abasto”. La demanda había crecido y las combinaciones de sus sabores ya había sumado varios adeptos. Lo que empezó como un hobby, terminó por convertirse en una pequeña empresa familiar.
“Estaba buscando hacer algo nuevo, hacer algo distinto porque estaba un poco cansada de lo administrativo. Y dije, bueno, tengo que elegir. Y tomé un riesgo porque era un contexto hostil y socialmente distinto”, señaló la emprendedora.
Con la decisión tomada, se dedicó de lleno a la producción, en un departamento chico y con un horno pequeño, pero con convicción. “Todo fue pasito a pasito”, sostuvo.
“Cuando gané en 2022 la medalla de oro por mi alfajor relleno de dulce de leche y frambuesa, fue un antes y un después, porque estaba mostrando lo que hacíamos en la chacra. Y todo lo que hacemos tiene un sabor genuino, artesanal y es calidad premium”.

Almendra tiene 36 años y con dos medallas y un título mundial por su producto e ingenio, dijo a LA NACION cuán satisfactorio fue lanzarse por lo que su corazón le indicaba.
Según dijo, en un contexto donde hace seis meses la venta disminuyó y las personas no orientan las compras a un producto premium, este reconocimiento a nivel mundial le devolvió el estrellato, a tal punto que ahora son siete personas trabajando en la empresa y pronto tomarán más personal para cumplir con los pedidos de toda la Argentina.
Cualquiera que desee probar los alfajores de Chacra Los Retamos, puede ingresar a su sitio web para encargar una caja. O más bien, para aquellos que aman los viajes, la chacra está abierta al público y además de comer algo rico, es posible tomar un café y comprar dulces orgánicos con las montañas de El Hoyo como telón de fondo.