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jueves, agosto 21, 2025

Luciano Cáceres, sin filtro: familia ensamblada, perdón y una vida que nació entre las tablas

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De los escenarios independientes a convertirse en uno de las caras más reconocidos de la televisión argentina, Luciano Cáceres pasó por todo y todavía se sigue desafiando. Con 37 años de carrera y más de cien obras, nunca dejó de elegir el teatro como su lugar de pertenencia. Sin embargo, el salto a la televisión con El elegido y poco después su consagración en Graduados lo catapultaron a la masividad y lo convirtieron en una figura popular.

Su vida íntima también ocupó titulares: su relación con la actriz Gloria Carrá, madre de su hija Amelia, fue tema de los medios, aunque él siempre prefirió preservar la privacidad. Hoy su hija tiene 15 años, estudia danza, actuación y canto, y ya empezó a dar sus primeros pasos artísticos. Cáceres asegura que con Gloria mantienen un vínculo de respeto y diálogo por la crianza de su hija, y se enorgullece de la adolescente solidaria, curiosa y creativa que está creciendo a su lado.

En diálogo con Revista GENTE, habla sin filtros sobre todo: la emoción de estrenar Adiós Madrid, un filme sobre el perdón y la sanación; su recorrido del teatro independiente a las grandes ligas televisivas; la crianza de Amelia en una familia ensamblada; su manera de enfrentar las fake news y las experiencias extremas que marcaron su vida.

Cáceres creció respirando teatro. Literalmente: fue concebido en una sala, entre bambalinas, mientras sus padres transitaban ese universo. Esa marca de origen lo acompañó siempre. Desde muy joven eligió el circuito independiente, donde construyó un recorrido sólido con más de cien obras.

Cáceres es uno de los actores más resonantes de su generación.

Lo que siguió fue inesperado para él. Primero llegó El elegido, donde encarnó a un villano que sorprendió a todos por su potencia. Después Graduados lo consolidó como parte de un fenómeno cultural que marcó a una generación. Ese pasaje del teatro al mainstream televisivo no lo alejó de su esencia, sino que le permitió expandir su capacidad actoral y llegar a nuevas audiencias.

Hoy Cáceres reconoce que ese salto no solo fue profesional, sino también personal: lo obligó a aprender a convivir con la exposición mediática y con una fama que nunca había buscado.

-Tu recorrido empezó en el under y hoy sos parte de la televisión popular. ¿Qué recordás de ese pasaje?

-Yo siempre digo que el teatro es mi casa, mi lugar de pertenencia. Lo que me dio el under fue una formación en la resistencia, en la creatividad, en hacer mucho con poco. Después, cuando llegó la televisión con El elegido, me encontré con otro lenguaje, con otra llegada, y lo viví con mucho agradecimiento. Graduados fue un antes y un después: no podía caminar por la calle sin que alguien me parara. Pero nunca dejé de hacer teatro, porque es donde me siento más libre.

-¿Cómo viviste esa exposición que trae la tele?

-No fue fácil. Yo soy más bien reservado, me gusta estar detrás de escena, no en el ruido. Pero entendí que era parte del oficio. Aprendí a cuidarme, a poner límites y a valorar lo que realmente importa: seguir trabajando de lo que amo.

La paternidad y la familia ensamblada

Luciano Cáceres habla de su trayectoria y no escapa a las preguntas incómodas. Foto: Martín Trujillo.

En el centro de su vida está Amelia, su hija de 15 años, fruto de su relación con Gloria Carrá. La adolescente ya empezó a mostrar sus inquietudes artísticas. Cáceres asegura que acompañarla es su mayor orgullo y que ser padre lo transformó por completo.

Aunque el vínculo con Gloria terminó hace años, mantienen una relación de respeto y comunicación por la crianza de Amelia. Prefiere no dar demasiados detalles sobre su intimidad, pero admite que el lazo con su hija y la familia ensamblada que conformaron es fundamental para él.

-¿Cómo está Amelia hoy?

-Es una adolescente increíble. Es solidaria, curiosa, creativa. Tiene una mirada muy propia y está empezando a transitar sus pasiones artísticas. Yo trato de acompañarla, de estar presente, de darle herramientas para que elija lo que quiera hacer en su vida.

-¿Cómo es para vos la experiencia de la paternidad?

-Ser padre es lo más transformador que me pasó. Uno se corre del centro, aprende a mirar la vida con otros ojos. Amelia me enseña todo el tiempo. Creo que ser papá es el rol más desafiante, pero también el más gratificante.

Luciano Cáceres contó que Amelia estudia canto, danza y actuación.
Luciano Cáceres contó que Amelia estudia canto, danza y actuación.

-¿Cómo es tu vínculo actual con Gloria Carrá?

-Con Gloria tenemos un vínculo de respeto, de diálogo. La prioridad siempre fue y será Amelia. Nos une el amor por nuestra hija y la responsabilidad de acompañarla en su crecimiento. Más allá de lo que digan los medios, lo importante es que Amelia esté bien.

-¿Cómo manejás las fake news y las cosas que se dicen sobre tu vida privada?

-Con paciencia. Al principio me enojaba mucho, pero después entendí que no tenía sentido gastar energía ahí. Yo elijo no hablar de mi vida privada porque creo que hay un límite entre lo que uno expone y lo que se guarda. Es una decisión que me protege y que protege a mi hija.

Adiós Madrid y el poder del perdón

Cáceres en «Adiós Madrid», el filme que se rodó enteramente en España.

Su proyecto más reciente es Adiós Madrid, un filme que lo llevó a rodar en España y que lo marcó profundamente. La historia gira en torno a un grupo de personajes que enfrentan pérdidas, reencuentros y la necesidad de sanar viejas heridas. Cáceres interpreta a un hombre atrapado entre el dolor y la búsqueda de perdón que se reencuentra con su padre cuando está apunto de morir, en una trama donde el desarraigo y la memoria juegan un papel central.

Vivir en Madrid durante el rodaje fue, para él, una experiencia transformadora: caminar sus calles, mezclarse con su gente y respirar otra cultura le permitió mirar su propia vida desde otra perspectiva. Cáceres asegura que la película lo confrontó con sus propios miedos y le dejó una enseñanza sobre la necesidad de cerrar círculos para poder avanzar.

-¿Qué significa para vos Adiós Madrid?

-Es una película muy especial. Habla de las pérdidas, de los duelos, de cómo atravesamos el dolor. Mi personaje está lleno de heridas, pero también de una enorme necesidad de perdonar y de ser perdonado. Creo que todos podemos sentirnos identificados con eso.

-¿Cómo fue rodar en Madrid?

-Fue maravilloso. Yo ya conocía la ciudad, pero vivir ahí, aunque fuera por unos meses, fue otra cosa. Madrid tiene una energía muy particular, una mezcla de historia y modernidad que me fascinó. Estar lejos también me permitió valorar más mis raíces, mi familia, mi lugar en el mundo.

-El perdón aparece como un tema central en la película. ¿Cómo lo vivís vos personalmente?

-El perdón es difícil, pero necesario. No hablo solo de perdonar a otros, sino también de perdonarse a uno mismo. Todos cargamos con culpas, con errores, con heridas. Yo creo que cuando uno logra perdonar y soltar, se abre un espacio enorme para vivir mejor.

De lo más osado a lo más íntimo

Cáceres habla de los meses que pasó rodando en Madrid y cómo habitó la noche española.

Más allá de su carrera, Cáceres también se anima a hablar de experiencias extremas y de cómo éstas marcaron su vida. Desde jugar de chico en un cementerio hasta lanzarse en paracaídas, sus anécdotas muestran una personalidad que combina riesgo, curiosidad y sensibilidad.

Lo osado, dice, también está en animarse a mostrarse vulnerable, a reconocer los miedos y a enfrentarlos con arte. Así como sus personajes transitan zonas oscuras y luminosas, él mismo asegura que la vida lo fue moldeando entre contrastes.

-¿Qué fue lo más osado que hiciste en tu vida?

-Creo que tirarme en paracaídas. La sensación de vacío, de caída libre, es algo que no se olvida. Pero también me parece osado haber elegido este camino artístico, con todo lo que implica: la incertidumbre, la exposición, la necesidad de reinventarse todo el tiempo.

-¿Te considerás un buscador de experiencias?

-Sí, totalmente. Me gusta salir de la zona de confort, probar cosas nuevas. Eso me mantiene vivo, curioso, en movimiento. Y creo que se refleja en mi trabajo.

Redacción

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