La violencia ocurrida durante el partido de Copa Sudamericana entre Independiente y Universidad de Chile dejó un saldo de heridos, más de 100 detenidos y un cruce político de alto voltaje.
La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, culpó directamente al gobernador Axel Kicillof por el operativo fallido en el estadio Libertadores de América. “El inútil de Kicillof se saca fotos con Tapia para la vuelta de las dos hinchadas por puro show electoral, pero es evidente que no puede garantizar la seguridad ni cuidar a la gente”, lanzó Bullrich. Además, adelantó que presentará una denuncia penal y calificó lo ocurrido como “uno de los episodios más graves en la historia del fútbol argentino”.
Desde la Provincia de Buenos Aires, el ministro de Seguridad Javier Alonso rechazó las acusaciones y sostuvo que Bullrich “miente en el marco de la campaña electoral”. A su vez, responsabilizó a la Conmebol y al club Independiente por no cumplir con los protocolos de seguridad, señalando que “lo único que les importó fue el espectáculo televisivo y no la seguridad del público”.
El club de Avellaneda emitió un comunicado condenando los hechos y confirmó que presentará un descargo ante Conmebol para evitar sanciones. En tanto, la confederación sudamericana anunció que aplicará medidas “con la mayor firmeza”.
El conflicto también tomó dimensión internacional: el presidente de Chile, Gabriel Boric, ordenó que el ministro del Interior, Álvaro Elizalde, viaje a la Argentina para acompañar a los heridos y revisar la situación de los detenidos chilenos.