Las familias ensambladas —aquellas compuestas por parejas que conviven o se casan nuevamente y crían hijos de relaciones anteriores y de la relación actual— se han convertido en una postal cada vez más habitual en América Latina. Sin embargo, los marcos legales de la región no siempre acompañan con la misma velocidad la evolución de estos nuevos modelos familiares.
“Personas que se vuelven a casar, conviven, tienen hijos propios y de parejas anteriores: todo eso es parte de la nueva normalidad. Pero aunque el modelo social de familia va mutando, el derecho no siempre acompaña esos cambios con la rapidez o profundidad necesarios”, advierte el abogado Juan Cruz Acosta Güemes, director de la gerenciadora de patrimonios FDI.
Desde FDI, firma especializada en planificación y protección patrimonial, sostienen que muchos de los conflictos legales que atraviesan las familias ensambladas pueden evitarse con una adecuada organización previa y un diálogo abierto.
Los siete problemas legales más frecuentes en familias ensambladas
- Fallecimiento de uno de los miembros. La falta de previsión sobre quién puede permanecer en el hogar o quién hereda los bienes puede dejar desprotegidos a la pareja o a los hijos si no existe un plan ajustado a la normativa vigente.
- Conflictos por la herencia. Sin reglas claras, los bienes pueden convertirse en motivo de disputa entre la nueva pareja y los hijos de relaciones anteriores. Una planificación legal evita enfrentamientos.
- Separaciones sin acuerdos previos. La ausencia de documentación sobre la propiedad de bienes, deudas o emprendimientos genera tensiones cuando la relación termina.
- Protección del patrimonio para hijos anteriores. Herramientas legales como testamentos o fideicomisos permiten garantizar la voluntad del titular y proteger a todos los involucrados.
- Hijos del cónyuge sin derechos legales. Aunque se los críe como propios, no cuentan con derechos automáticos. Es necesaria su inclusión formal dentro de los alcances que marca la ley.
- Empresas familiares y bienes en común. Sociedades o propiedades compartidas entre distintas ramas familiares elevan los riesgos si no hay protocolos claros de administración.
- Falta de diálogo. Evitar las conversaciones incómodas es uno de los errores más frecuentes. Un profesional especializado puede ayudar a ordenar expectativas y construir acuerdos duraderos.
La importancia de planificar
“Ordenar y planificar no significa desconfiar. Significa cuidar. Cuidar a la pareja, a los hijos, a uno mismo. Hay herramientas legales para evitar conflictos, pero todo empieza por una conversación honesta. Planificar no es solo para millonarios ni para personas grandes. Es para cualquiera que quiera proteger lo que construyó y lo que quiere dejar a quien se lo quiere dejar”, concluye Acosta Güemes.