El Senado de la Nación protagonizó una jornada histórica al aprobar por amplias mayorías todas las iniciativas que el presidente Javier Milei había intentado bloquear. En una serie de votaciones que marcaron un quiebre en la relación entre el Poder Ejecutivo y el Congreso, se convirtieron en ley el financiamiento universitario y la emergencia pediátrica, al mismo tiempo que se rechazaron decretos que buscaban desfinanciar y desarticular organismos estratégicos del Estado.
La sesión dejó un resultado contundente: 7 a 0 en contra del oficialismo. El proyecto de financiamiento universitario se sancionó con 58 votos afirmativos, 9 en contra y 3 abstenciones, superando los dos tercios necesarios para resistir un eventual nuevo veto presidencial. La ley garantiza recursos para el funcionamiento de las universidades, reabre las paritarias docentes y establece un fondo especial, ajustado por inflación, para carreras consideradas estratégicas.
La emergencia pediátrica, en tanto, recibió 62 votos positivos y 8 negativos. La normativa declara un año de emergencia sanitaria, mejora las condiciones laborales del personal de salud, exime de Ganancias a guardias y horas extras, y reconoce al Hospital Garrahan como centro de referencia nacional.
El revés al Gobierno se profundizó con el rechazo a cinco decretos, entre ellos los que afectaban al INTA, INTI, la Dirección Nacional de Vialidad, el Banco Nacional de Datos Genéticos y varios institutos culturales. Estas medidas, elaboradas bajo la influencia de Federico Sturzenegger, habían sido concebidas como parte del programa de reducción del Estado, pero en ambas cámaras legislativas fueron derribadas por mayorías aplastantes.
Durante el debate, se escucharon voces críticas de distintos sectores. Martín Lousteau advirtió que los salarios docentes “cayeron un 30% en el último año”, mientras que Wado de Pedro denunció que el intento de modificar el Banco de Datos Genéticos implicaba “retroceder hacia la impunidad” en materia de derechos humanos.
En contraste, desde el oficialismo, el senador Ezequiel Atauche defendió la política de ajuste, acusando a la oposición de buscar “romper el gobierno”. Sin embargo, los números dejaron en evidencia la soledad parlamentaria de Milei, que solo cosechó respaldos aislados de algunos senadores del PRO, la radical Carolina Losada y el libertario Francisco Paoltroni.
Afuera del Congreso, la jornada también fue tensa. Cientos de trabajadores de los organismos afectados y del Hospital Garrahan se movilizaron y fueron reprimidos por Prefectura y la Policía Federal con gases lacrimógenos y un carro hidrante.
En paralelo al debate, el Presidente utilizó sus redes sociales para acusar al Congreso de estar “secuestrado por el kirchnerismo” y denunció que la sanción de estas leyes pondría “en riesgo la estabilidad económica del país”. También aprovechó para criticar a los senadores por el aumento en sus dietas, acusándolos de “hipocresía” mientras cuestionaban su plan económico.
El mensaje político quedó claro: el Senado no solo desafió al Ejecutivo, sino que blindó leyes esenciales contra los vetos presidenciales, marcando un nuevo escenario de tensiones entre los poderes del Estado.
