Tras los devastadores años de la Segunda Guerra Mundial, cientos de británicos respondieron a una arriesgada oferta: un billete a Australia por tan solo diez libras. A cambio, se les prometía un futuro de oportunidades, una vivienda digna y una vida soleada junto al mar. Esta promesa formaba parte de una iniciativa del gobierno australiano que, entre 1945 y 1982, permitió que más de un millón de personas -principalmente británicos, conocidos como Ten Pound Poms – emigraran al país pagando esta suma simbólica.
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