EE.UU. está intensificado su presión sobre Venezuela en un movimiento que reconfigura el equilibrio de poder en América Latina. La administración de Donald Trump inició el despliegue de tres destructores con sistemas de misiles guiados cerca de las costas venezolanas, en el marco de una ofensiva más amplia contra los carteles latinoamericanos y sus redes internacionales. Además, el gobierno estadounidense duplicó a 50 millones de dólares la recompensa por la captura del presidente Nicolás Maduro, acusado de narcotráfico y de colaborar con organizaciones criminales transnacionales.
Trump redibuja la estrategia geopolítica regional
La nueva ofensiva de EE.UU. contra Venezuela va más allá del despliegue de destructores. La administración de Donald Trump busca consolidar su influencia regional al enfrentar simultáneamente a los carteles latinoamericanos y al gobierno de Nicolás Maduro, al que acusa de ser un actor central en las redes de narcotráfico internacional. Washington elevó su presión diplomática y económica al designar al Tren de Aragua, MS-13 y seis grupos criminales mexicanos como organizaciones terroristas.

Desde Caracas, la respuesta no se hizo esperar. El canciller Yván Gil rechazó las acusaciones de narcotráfico, calificándolas de carentes de credibilidad y denunció la política de Washington como un intento de “subyugar a un pueblo libre y soberano”. Paralelamente, el gobierno de Maduro anunció la movilización de 4,5 millones de milicianos para “defender la paz” y prohibió temporalmente el uso de drones en el país, recordando el intento de magnicidio ocurrido en 2018.
Este endurecimiento de posiciones alimenta un escenario de tensión geopolítica creciente, donde la confrontación entre Washington y Caracas no solo redefine la relación bilateral, sino que también presiona a países vecinos como Colombia, Brasil y México a tomar posiciones frente al nuevo equilibrio de poder regional.
Organizaciones criminales como actores geopolíticos
El anuncio de EE.UU. sobre el despliegue de destructores frente a Venezuela se enmarca en una estrategia más amplia que apunta a desmantelar las redes de los carteles latinoamericanos y aislar al gobierno de Nicolás Maduro. El Departamento del Tesoro designó recientemente al Cartel de los Soles, como Organización Terrorista Global Especialmente Designada. Según la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), este cartel no solo facilita el tráfico de drogas hacia EE.UU.; también presta apoyo material al Tren de Aragua y al Cartel de Sinaloa, considerados actores claves en las redes transnacionales de narcotráfico, trata de personas y lavado de dinero.

El Tren de Aragua, surgido en la prisión de Tocorón, se expandió rápidamente por varios países, entre ellos Colombia, Perú, Chile y Brasil, aprovechando la migración venezolana y la debilidad institucional para diversificar sus fuentes de ingresos, que van desde la minería ilegal hasta la extorsión y la trata de mujeres. La decisión de Washington de catalogar tanto al Tren de Aragua como al Cartel de Sinaloa como Organizaciones Terroristas Extranjeras representa un cambio de paradigma: ya no son tratados únicamente como amenazas criminales, sino como desafíos de seguridad nacional.
Te puede interesar: Estados Unidos envía destructores a Venezuela mientras Trump aumenta la presión a Maduro