Los ascensores averiados y las escaleras mecánicas detenidas se han convertido en un problema crónico en Rodalies que no parece tener solución. Sucede en intercambiadores del centro de Barcelona como los de plaza Catalunya o Arc de Triomf y en estaciones a lo largo y ancho de la red como Bellvitge, El Prat, Vilanova i la Geltrú, Caldes d’Estrac, Vilassar de Mar… Personas en silla de ruedas o con problemas de movilidad se quedan sin poder subir al tren y dependen de unos taxis que suplen la incapacidad de Renfe.
El cambio de la empresa responsable del mantenimiento de las instalaciones el pasado 1 de febrero era visto como la panacea por los responsables de la compañía. A finales de enero, cuando Schindler era la encargada del mantenimiento, se contabilizaban hasta 70 elementos averiados en las estaciones de Rodalies gestionadas por Renfe, tal y como avanzó La Vanguardia . Seis meses después, con la empresa TKE Elevadores en su lugar, toca pasar balance y la situación sigue siendo más o menos la misma.
Sin responsable de instalaciones
Los problemas técnicos en las estaciones están desde hace meses sin un responsable directo que se apremie a resolverlos. El cargo, al que se pueden presentar tanto trabajadores de la empresa como externos, acaba de salir por tercera vez a concurso público tras quedar desierto las dos anteriores ocasiones. Todo ello sucede en un momento de numerosos cambios internos en la compañía, después de que el presidente de Renfe, Álvaro Fernández Heredia, nombrase director de Rodalies a Josep Enric García Alemany y este, a su vez, haya tomado diversas decisiones que han provocando el malestar de gran parte de la plantilla en las oficinas de Barcelona.
Hoy, según ha podido saber este diario, más de 60 elementos siguen averiados de los alrededor de 250 que son responsabilidad de Renfe. Esto es, uno de cada cuatro ascensores y escaleras mecánicas sigue fuera de juego en las instalaciones ferroviarias de Catalunya, un 25% de averías que reconocen fuentes de la compañía, aunque se niegan a dar la cifra exacta.
En marzo llegaron a estar fuera de servicio alrededor de la mitad de los elevadores y las escaleras mecánicas
Los problemas de accesibilidad en las estaciones de Rodalies están generando un gran malestar en la Generalitat, que como titular del servicio tiene esta cuestión marcada como una de las que se deben mejorar urgentemente, junto a la información al viajero, otro de los aspectos enquistados que no mejora con el paso de los meses. Con todo, en la operadora ferroviaria se dan con un canto en los dientes porque el cambio de empresa encargada del mantenimiento disparó de entrada los elementos inmovilizados hasta superar el centenar. Hubo un momento en marzo en el que casi la mitad de los equipos de elevación no funcionaban. Visto así, desde entonces la situación ha mejorado.
Aquel incremento puntual se debió a que la nueva compañía adjudicataria, TKE Elevadores (la antigua Thyssenkrup), hizo una primera revisión de las instalaciones y se encontró con muchas de ellas sin haber pasado los controles de seguridad obligatorios en el sector. La desidia de Schindler en los últimos meses del contrato con Renfe, cuando ya sabía que no iba a renovar, hizo además que los plazos de reparación y restablecimiento de las averías alcanzasen unos niveles que nadie había visto nunca en la operadora ferroviaria. Renfe sancionó con más de 233.000 euros a la empresa saliente por incumplimiento del contrato, pero la factura de resolverlo para la empresa pública será mucho más elevada.
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Todos aquellos ascensores que no tenían la pegatina que acredita su buen funcionamiento –algo así como la ITV de los coches– quedaron paralizados en un primer momento, hasta que superasen la correspondiente inspección. Los responsables de la nueva empresa adjudicataria tomaron la decisión por motivos de seguridad. Para algunas escaleras fue un mero trámite de unas semanas, para otras supuso la detección de problemas que aún las mantienen fuera de servicio. La cifra se mantiene estable alrededor de las 70 instalaciones inmovilizadas desde mayo, diez arriba o diez abajo en función del día de la semana en el que se redacte el informe.
Renfe aspira a reducir a una cincuentena los elementos averiados en Rodalies durante las próximas semanas
La mayoría de las averías se prolongan durante meses, como sucede en Bellvitge, cuyos vecinos batallaron durante años para conseguir unos ascensores y desde que se instalaron cuentan más días con ellos fuera de servicio que en funcionamiento. “La mayoría de los equipos que no están funcionando se debe a que el alcance de la avería es más grande y se debe hacer una reparación que requiere más tiempo y recursos”, justifican fuentes de Renfe. Cuando la Generalitat le pide más diligencia, el director de Rodalies pasa la pelota a la empresa responsable del mantenimiento y maldice los largos y lentos procesos administrativos de Renfe.
El contrato de TKE iniciado en febrero y de cuatro años de duración, está valorado en 8,5 millones de euros, de los cuales cuatro millones corresponden a los trabajos de reparación y mantenimiento, mientras que los otros 4,5 millones se destinarán a la renovación de cerca de 90 ascensores y más de 40 escaleras mecánicas. Es la primera vez que Renfe incorpora en un mismo contrato la inversión destinada a nuevas instalaciones junto al mantenimiento puro y duro para que la misma empresa que las instala sea la encargada luego de repararlas. La situación encontrada con tanto material maltrecho comportará una revisión del contrato aún no cuantificada para compensar las sustituciones de elementos no previstos inicialmente.
Según la planificación de la empresa responsable, a finales de septiembre está previsto que el número de equipos fuera de servicio se reduzca hasta el 20%, lo que supondría alrededor de 50 ascensores y escaleras mecánicas aún sin funcionar. Puntualmente, algunos ascensores van recuperándose, como ha sucedido en Arenys de Mar, que estos días acaba de volver a funcionar después de llevar todo un año fuera de servicio. En septiembre está previsto también que entren en funcionamiento dos escaleras mecánicas de nueva instalación en la estación de El Prat (donde la semana pasada no funcionaba ninguna) y otras dos en Vic.
El plan de medidas urgentes presentado incluye actuaciones en diez estaciones en un plazo de dos años
Además de estas dos estaciones, el plan de medidas urgentes presentado a principios de año preveía la renovación de instalaciones en otras ocho estaciones: Les Franqueses-Granollers Nord, Montmeló, Sabadell Sud, Terrassa Estació del Nord, Torre Baró-Ballbona, Vilanova i la Geltrú, Cerdanyola del Vallès y Vilassar. Todas ellas está previsto que se modernicen entre este año y el que viene, aunque los calendarios en este sentido no son el fuerte de Renfe, cuyo nivel de accesibilidad se encuentra muy lejos del que tienen Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) o el metro de Barcelona.