En la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) Facultad Regional Chubut, un grupo de investigadores trabaja en un proyecto innovador que podría abrir nuevas oportunidades productivas y laborales en la Patagonia. Se trata de Jono Patagonia, una iniciativa impulsada por el docente e investigador Fernando Dellatorre, vicedirector del centro de investigación en recursos marinos CIDAPAL, que busca transformar algas marinas en alimentos de alto valor nutricional y avanzar hacia la exportación a mercados internacionales, principalmente Japón.
Dellatorre explicó que las algas representan un recurso pesquero y acuícola con un enorme potencial en Argentina, pero aún poco explorado. “Desarrollamos protocolos para procesarlas y convertirlas en un alimento seguro, de calidad e interesante desde el punto de vista nutricional”, detalló. En ese marco nació Jono Patagonia —“jono” significa mar en tehuelche—, pensado en principio para abastecer el mercado interno, todavía incipiente por el bajo conocimiento del consumo de algas en el país.

Sin embargo, el proyecto trascendió fronteras. Empresas japonesas, interesadas en diversificar sus proveedores frente a la dependencia de China, pusieron sus ojos en la producción patagónica. “Japón, Corea y China son los tres grandes consumidores y productores de algas. Japón consume más de lo que produce y busca alternativas. Hace dos años comenzaron a visitarnos y este año vinieron nuevamente, representantes de dos firmas diferentes, una productora y otra comercializadora”, comentó Dellatorre.
Las compañías asiáticas detectaron en la Patagonia un potencial para desarrollar productos como el wakame con la calidad y volumen que demanda su mercado. Sin embargo, el salto hacia la exportación implica resolver desafíos logísticos y financieros. “Hoy trabajamos en escalas de toneladas, mientras que ellos necesitan volúmenes de cientos o miles de toneladas. Hablamos de contenedores completos al año, lo que generaría un movimiento económico y laboral muy interesante para la región”, destacó el investigador.

Además del impacto económico, el proyecto se vincula directamente con la formación académica y profesional que brinda la UTN en la carrera de Ingeniería Pesquera. “Nuestra misión es preparar personal para una industria desarrollada, como la del langostino, pero también abrir camino a nuevos sectores. Nuestros estudiantes incluso antes de recibirse ya están insertos en el mercado laboral. Si logramos consolidar la industria de las algas, no solo diversificamos la matriz productiva, sino que generamos empleo genuino en un área con proyección internacional”, afirmó Dellatorre.
Aunque todavía restan pasos para concretar la primera exportación, el interés japonés marca un horizonte auspicioso para la investigación aplicada y la economía regional: transformar un recurso natural subutilizado en una cadena de valor capaz de integrar a la Patagonia en el mapa mundial de productores de algas.