Barcelona sumará un nuevo distrito. Está lejos, a unos 3.000 kilómetros de distancia, al otro lado del Mediterráneo. Son las ciudades palestinas.
Como el Eixample, Nou Barris, Ciutat Vella, Gràcia o Les Corts, las localidades ubicadas en la franja de Gaza y Cisjordania contarán en el Ayuntamiento con una estructura estable dedicada a atender sus necesidades. Unas necesidades que hoy son más urgentes que nunca, debido a la crisis provocada por Israel en la región. Esta nueva estructura operará bajo el nombre de Distrito 11, y estará en marcha antes de que acabe el año. Así lo adelantó esta mañana el alcalde Jaume Collboni desde Ammán, en el marco de su gira institucional por Oriente Medio y coincidiendo con una visita a uno de los principales campos de refugiados palestinos que la agencia UNRWA, perteneciente a Naciones Unidas, gestiona en la capital de Jordania.
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El proyecto estará en marcha antes de que acabe el año y tendrá un presupuesto inicial de un millón de euros
La idea es que este distrito de nueva creación –que contará con un presupuesto inicial de un millón de euros– sirva para dar un impulso a la cooperación técnica con las ciudades de Palestina, poniendo el talento de los funcionarios del Ayuntamiento al servicio de los habitantes de Ciudad de Gaza, Belén y Ramala, entre otros municipios. Barcelona acumula una larga experiencia en ese sentido, ya que hace años que colabora en proyectos con los principales gobiernos locales y oenegés de los territorios palestinos. Ahora, dijo Collboni, se trata de “incrementar y estabilizar” toda esta actividad bajo el paraguas de una estructura homologable a la de cualquier otro distrito de la capital catalana, con vistas a mantenerla en el tiempo para “favorecer la reconstrucción” de las ciudades palestinas una vez cesen las hostilidades. “Nuestro compromiso llega hasta el final”, resumió el alcalde.
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La ayuda proporcionada por el Consistorio estará centrada sobre todo en los ámbitos del urbanismo, la educación y la salud, y se llevará a cabo en un doble sentido: los técnicos del Ayuntamiento aportarán sus soluciones sobre el terreno, pero sus homólogos en territorio palestino también podrán viajar a Barcelona para recibir formación. Asimismo, se contempla abrir una sede del distrito en Palestina para facilitar el desarrollo de los proyectos, en los cuales también estarán involucrados organismos multilaterales como la UNRWA, entidad a la que, según anunció el alcalde ayer, el Ayuntamiento doblará su aportación económica, hasta los 400.000 euros anuales.
Precedente
La idea del proyecto es dar un impulso a la cooperación técnica, inspirándose en lo que hizo Maragall en Sarajevo
No es la primera vez que Barcelona cuenta con un distrito número 11, y el propio Collboni recalcó ayer que su iniciativa se inspira en un precedente emblemático, incrustado en la memoria de la ciudad: el Distrito Sarajevo que, en 1995, puso en marcha el entonces alcalde, Pasqual Maragall, para coordinar la ola de solidaridad con la capital de Bosnia-Herzegovina, objeto de un largo y cruento asedio por parte del ejército serbio durante la guerra de los Balcanes. Aquella idea fue lo que, en el argot barcelonés de la época, se conocía como una maragallada : una medida osada, que rompía moldes, y que demostraba las ambiciones de una ciudad deseosa de hacer oír su voz en el mundo tras la celebración de unos Juegos Olímpicos que la habían situado en primera línea internacional.
El edil socialista se sacó de la chistera una estructura oficial con los recursos propios de cualquier otro distrito –tenía su propia regidora, Teresa Sandoval, y un gerente, Manel Vila–, y con esa herramienta logró agilizar los trámites burocráticos y facilitar la coordinación permanente con Sarajevo. Una vez concluida la guerra, la ayuda barcelonesa contribuyó a la reconstrucción de la ciudad bosnia: el barrio olímpico de Mojmilo, el complejo deportivo de Zetra… Numerosos edificios y equipamientos que habían quedado devastados durante el asedio cobraron nueva vida.
El distrito creado por Maragall funcionó hasta el 2004, año en el que el Ayuntamiento retiró las asignaciones directas de su presupuesto y en el que la oficina que Barcelona había abierto en Sarajevo de la mano del Consejo de Europa pasó a estar gestionada por una fundación local.
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Para Collboni, aquel “precedente de éxito” ejemplifica lo que el Ayuntamiento aspira a hacer ahora: desarrollar una cooperación directa que permita garantizar un mínimo de bienestar en las ciudades palestinas, atendiendo a las demandas de la población local.
Como sintetizó hoy Kunal Dhar, director adjunto de programas de UNRWA: “No se trata solo de ayudar con dinero, la ayuda técnica también tiene un gran poder”.