Tal vez en el inicio de todo, el maestro Fernando Tomé, director musical del Coro Polifónico Nacional, haya pensado, claro, en música. La idea inicial era dar forma a un conjunto de piezas que evocaran y representaran la identidad del pueblo gitano. Ese fue el germen que dio origen al espectáculo Por patria, el universo, que sin embargo terminó transformándose en otra cosa, en un diálogo entre las voces de sus intérpretes y la del poeta granadino Federico García Lorca a través de su Romancero Gitano. Un diálogo virtuoso y conmovedor.
«El pueblo gitano, sus creencias, su cultura y sus ritmos cautivaron a los artistas románticos. Encarnación de la libertad y del apego a sus raíces más allá de todo intento de cambiar su esencia, estos hombres y mujeres se volvieron protagonistas de óperas, pero también de canciones y música instrumental», dicen para explicar el espíritu de la obra. Pero el párrafo es insuficiente para dar cuenta de lo que sucede en el Auditorio Nacional del Palacio Libertad (ex CCK), cuando los versos de Lorca se enlazan con las estrofas de las obras de Schumann, Brahms, Kodály, Rachmaninov, Verdi y Bizet.
Voces protagónicas
La potencia del espectáculo está, sin dudas, en el protagonismo de la voz. De los cantantes, pero también de Lorca. La interpretación sucede en el escenario pero rápidamente se hace carne. El efecto es totalmente físico: la música y los poemas no suceden en un «allá» sino que tienen lugar en un «aquí dentro», cuando dentro refiere al cuerpo del espectador.
Margarita Pollini, musicógrafa y programadora del Coro Polifónico Nacional, lo explica así a Clarín: «El cantante es (por más obvio que parezca decirlo) el único músico que no se puede despegar de su instrumento. Eso es al mismo tiempo una gran ventaja y un enorme compromiso, ya que casi todo lo que afecte su cuerpo, su mente y su espíritu tarde o temprano afectará su voz. Esto se hace todavía más tangible en quienes, como en este caso, cantan sin amplificación y entrenan su cuerpo para ser caja de resonancia«.

¿Pero qué pasa cuando el cantante o el actor, además, interpreta junto a otros? «Al mismo tiempo –abunda Pollini–, la función del cantante en un coro es particular, porque necesita una conciencia plena no solo del propio sonido sino del conjunto. Cabe recordar también que la música coral tiene una tradición mucho más larga y diversa que la música orquestal».
En el estreno de Por patria, el universo, fue el actor Juan Gil Navarro quien recorrió los versos de Lorca. En las dos próximas funciones, que tendrán lugar el viernes 29 y sábado 30 de agosto a las 20 con entrada gratis que hay que reservar online, será Sergio Surraco quien ponga voz a aquello de «Verde que te quiero verde. /Verde viento. Verdes ramas. /El barco sobre la mar /y el caballo en la montaña».
Entonces, el Coro Polifónico Nacional responde con Zigeunerleben (Vida de gitano) op. 29 nº3 de Robert Schumann; con el coro inicial de la ópera Aleko, de Sergei Rachmaninov o con fragmentos de Carmen, de Georges Bizet. Habla el poeta y responde el coro. Narra el coro y responde el poeta.
«Robert Schumann y Johannes Brahms se inspiraron en historias de este pueblo para las obras que integran este programa. «Vida de gitano», de Schumann (parte de su ciclo Tres poemas, de 1840), traza una pintura nocturna de un grupo de gitanos y su vida errante. El ciclo «Canciones gitanas», publicado por Brahms con el número de opus 103, y casi 50 años después de la obra de Schumann, se basa en textos populares que también remiten a las costumbres y sentires gitanos, entre cantos de amor, de nostalgia y de desarraigo», agregan los responsables del coro.

Pero hay más. El Coro Nacional de Niños, con dirección de la maestra María Isabel Sanz, se suma al retrato del pueblo gitano con la interpretación de Túrót eszik a cigány (Los gitanos comen queso) de Zoltán Kodály y los solistas Claudio Santoro y Lorena Eckell ejecutan al piano una selección de danzas húngaras para piano a 4 manos, WoO 1 de Johannes Brahms.
Antes o después, sonarán aquellos versos de Lorca: «La luna vino a la fragua /con su polisón de nardos. /El niño la mira mira. /El niño la está mirando».
El Coro Polifónico Nacional es una compañía única, de casi 90 integrantes, que depende de la Dirección Nacional de Elencos Estables, y a cuyas presentaciones se puede acceder solo con un poco de paciencia para registrarse y reservar las entradas.
Pollini lo define así: «Lo que lo distingue, además de su excelencia, es su enorme versatilidad. Es un elenco que puede asumir las obras sinfónico-corales más desafiantes pero también ofrecer un repertorio coral del Renacimiento hasta nuestros días, en formaciones diversas: a cappella, con piano, órgano o pequeños conjuntos instrumentales. El repertorio de este año comprende una variedad enorme de obras, desde misas y otras obras sacras de Mozart, Rossini, Bruckner, Verdi y otros hasta canciones de Schubert y Brahms, música argentina y algunas sorpresas«.

Libertad, la luna y el amor
La búsqueda de libertad, el amor a la luna, la pasión y el amor que pocas veces triunfa, la injusticia, la itinerancia y la música van perfilando a un pueblo que supo comunicar su encanto. El espectáculo termina de manera deslumbrante con la interpretación de los cantantes Carolina Gómez, Dolores Ibarra, María Luisa Merino Ronda, Laura Domínguez, Griselda Adano, Sebastián Russo, Norberto Miranda, Marcelo Iglesias Reynes, que recorren momentos eternos de Carmen, de Georges Bizet y La traviata, de Giuseppe Verdi; y con la danza de Yanina Martínez, Naty Lopez, La Ruvi, Nestor Spada.
¿Cómo se ha logrado ese diálogo fluido entre poesía, música y danza? «Como ensamble, buscamos propuestas que puedan eventualmente incluir a otras disciplinas, pero en las que el Coro sea el real protagonista», apunta Pollini.
Un momento determinante fue el programa Momentos de la Pascua, «un concierto escenificado con dramaturgia y puesta de José Militano y la actuación de Marcos Montes (en el que música relacionada con la Semana Santa se combinó de manera extraordinaria con poemas de autores de España y Latinoamérica), vimos que el formato daba para mucho», recuerda la musicógrafa. Así llegó la idea de revisitar los imaginarios y las representaciones del pueblo gitano.
«Uno de los números elegidos, el final del segundo acto de Carmen (“Verás qué hermosa es la vida errante: por patria, el universo, y por ley, tu voluntad”) nos dio el título, y Concepción y Paz Perre lograron darle la vuelta a la dramaturgia haciendo que el Romancero gitano de Lorca fuera el hilo conductor y articulando los diferentes elementos para darles continuidad. En su concepto, el actor a cargo de los textos (que será Sergio Surraco) es un vicario del coro, a través de cuya voz se van descubriendo las diferentes facetas del misterio de este pueblo fascinante; es una idea original que al mismo tiempo está en total consonancia con el propósito de este espectáculo», concluye.
Por patria, el universo, el viernes 29 y sábado 30 de agosto a las 20 con entrada gratis que hay que reservar online en el Palacio Libertad.