En las noches más profundas del invierno patagónico, cuando el crujido del hielo y el silencio absoluto dominan el paisaje, hay un instante en que la tierra y el cosmos se alinean. Ese momento, en el que el centro galáctico atraviesa el cielo justo sobre el glaciar Perito Moreno, exige una planificación minuciosa, conocimientos de astronomía y fotografía, y condiciones meteorológicas excepcionales.
Astrofotografía en estado puro: una travesía entre hielo, estrellas y emociones
Renard compartió la experiencia a través de sus redes, agradeciendo a quienes acompañaron la aventura nocturna en el glaciar Perito Moreno.
La astrofotógrafa Natalia Renard, residente en El Calafate desde hace más de veinte años, logró capturar esa alineación perfecta. En sus palabras, fue una jornada de 12 horas de frío extremo, caminatas en la oscuridad total, té caliente entre desprendimientos de hielo y una sensación constante de asombro cósmico.
“Cuando mirás para arriba y el cielo se te cae encima… cada minuto tiritando de frío, vale la pena”, escribió Renard.
La travesía incluyó el acompañamiento de su hijo adolescente, Galo, quien decidió sumarse como coequiper en una experiencia que, según él, “seguramente no se vuelva a repetir”. También participaron dos visitantes griegos, Joy y Dimitri, quienes fueron parte de la planificación previa y del momento en que se eligió el lugar exacto para instalar la cámara.

Permisos, pasarelas y desprendimientos: la logística detrás de una imagen
La foto fue posible gracias a la autorización especial del Parque Nacional Los Glaciares, que permitió el ingreso nocturno al área.
Renard caminó más de 12 kilómetros por las pasarelas del glaciar, en una noche sin luna, sin nubes y con temperaturas bajo cero, alternando momentos de abrigo en el auto y largas horas de espera en la oscuridad.
El cielo como escenario: estrellas fugaces, movimiento galáctico y una lección de humildad
La experiencia reveló la belleza del universo y la importancia de seguir maravillándose.
Durante la noche, Renard observó estrellas fugaces, el movimiento del cielo, y sintió cómo la inmensidad del universo se desplegaba sobre ella.
En medio del frío y el silencio, la experiencia se convirtió en una lección de humildad y conexión profunda con el entorno natural.
“Nunca perdamos la capacidad de sentirnos chiquitos frente a la inmensidad del Universo”, concluyó.
De guía turística a narradora del cielo patagónico
Oriunda de Buenos Aires, Renard ha construido en El Calafate una carrera como guía profesional de turismo, y ha desarrollado una mirada sensible y técnica sobre el cielo nocturno patagónico.
Su trabajo une divulgación científica, arte fotográfico y emociones compartidas, convirtiendo cada imagen en una invitación a mirar más allá.
Foto de portada: Natalia Renard