El indicador que elabora JP Morgan subió 7,3% y alcanzó las 898 unidades. La incertidumbre electoral y la caída de los bonos argentinos presionan sobre el mercado.
El riesgo país argentino volvió a escalar este miércoles y se acercó a los 900 puntos básicos, el nivel más alto en cinco meses. De acuerdo con el índice que elabora JP Morgan Chase, el indicador subió 7,3% y se ubicó en 898 unidades, un valor que no se registraba desde el 10 de abril, cuando llegó a 906.
La suba se produjo tras varias jornadas de caídas en los bonos de deuda argentina, aunque este miércoles los títulos en dólares rebotaron con mejoras de hasta 2,8%. El repunte respondió a la intervención del Tesoro en el mercado de cambios para contener el dólar en la previa electoral.
En paralelo, las acciones argentinas operaban con tendencia mixta en Wall Street, mientras que el dólar oficial se mantuvo estable en $1375 en las pantallas del Banco Nación.
Según la consultora PPI, “habrá que ver si este rebote logra sostenerse y recuperar parte del terreno perdido, o si vuelve a imponerse la tendencia bajista que marcó el inicio de septiembre”.
Argentina, entre las economías más riesgosas de la región
En la comparación regional, la Argentina volvió a posicionarse como la segunda economía más riesgosa de América Latina, solo detrás de Bolivia (1334 puntos). El tercer lugar lo ocupa Ecuador, con 765 unidades.
En el extremo opuesto, Uruguay (75), Chile (104), Perú (133) y Paraguay (133) se consolidaron como los países con mayor estabilidad financiera de la región.
Expectativa oficial hasta las elecciones
El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, aseguró que la intervención cambiaria es “coyuntural” y advirtió que la incertidumbre se mantendrá hasta el final de octubre, en el marco del proceso electoral.
“Hay que situarlo en el contexto preelectoral que estamos viviendo”, afirmó el funcionario, quien además defendió el cambio de estrategia cambiaria.
En un reporte reciente, Max Capital sostuvo que, pese a que las encuestas reflejan mejores perspectivas para el Gobierno, los inversores se muestran cautelosos ante “la debilidad de la actividad y el temor a la corrupción”.