El lenguaje es clave. Una vez se lo discutieron al escritor Camilo José Cela, senador por designación real en la balbuceante España democrática. Y él puso un ejemplo: “No es lo mismo estar dormido que estar durmiendo, de la misma manera que no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo”. La ministra de Igualdad, Ana Redondo, ha cogido el testigo (de la importancia del idioma, no de lo otro). Y lo ha hecho “por huevos”.
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