El regreso de Cris Morena a un escenario fue tan sorpresivo como conmovedor. La semana pasada, la productora y creadora de generaciones enteras de éxitos televisivos reapareció públicamente en el Movistar Arena, durante uno de los conciertos de Erreway, y se animó a compartir unas palabras en el que fue su primer contacto con el público después de la muerte de su nieta Mila Yankelevich, de apenas siete años, en un trágico accidente náutico en Miami.
En las últimas horas, Cris volvió a hablar de aquel episodio al aire del stream Otro Mundo. Allí confesó que la decisión de subir al escenario no fue sencilla. “Acompañar a los chicos de Erreway me costó un poco la decisión, pero no por ellos, sino porque era enfrentar todo un Movistar lleno…”, reconoció con la voz quebrada por la emoción y la tristeza.

Un reencuentro con el afecto
La productora también relató lo que significó volver a cruzarse con el cariño del público y con sus artistas, con quienes mantiene un lazo profundo desde hace más de dos décadas. “¿Lo disfrutaste?”, le preguntaron.
“Muchísimo… encontrarte con afectos, con gente que amás arriba de un escenario y que no tenés nada especial para hacer, sino estar ahí abrazándolos y diciendo algunas palabras de lo que es la rebeldía para nosotros, ¿no? Como algo poderoso, la rebeldía, en serio, la del alma, la del corazón, la que la que te posiciona en un lugar de decir ‘hacia allá voy’”, respondió conmovida con los recuerdos de lo que fue una velada única.
En medio de su relato, Cris profundizó en su filosofía de vida, esa que tantas veces supo transmitir en sus proyectos artísticos: “Yo creo que en la vida nada es casualidad cuando estás conectado. Todo tiene un para qué pero tenés que estar como muy abierto a verlo, ¿no? A veces se te pasa de largo y eso es cuando no estamos atentos a lo que el corazón siente, me parece”.

El peso de un momento único
La creadora de Rebelde Way, Chiquititas y tantos otros clásicos confesó que aquella noche fue un antes y un después en su duelo personal. “Fue muy muy emotivo. Fue una decisión difícil porque era la primera vez después de lo que nos sucedió con mi nieta Mila, que yo aparecía en público y bueno, lo único que les pedí por favor es que no estaba para hacer notas ni para hablar de otra cosa que no fuera la rebeldía, ¿no? Que para mí es un buen motivo”, expresó con la voz quebrada.
Con su regreso, Cris dejó en claro que la música y el amor de la gente siguen siendo motores fundamentales en su vida, incluso en los momentos más duros. Una muestra de resiliencia y de cómo, una vez más, encontró en el arte un refugio para transitar el dolor más profundo.