Una campeona paralímpica fue acusada de “deshonesta” por un juez. El magistrado Christopher Kennedy denunció incompatibilidades entre su discurso y un video registrado por cámaras de seguridad.
Debbie O’Donnell se enfrenta a una encrucijada. Pocos años después de haber ganado dos medallas de oro en los Juegos Invictus 2018, la Justicia británica afirmó que la mujer exageró la gravedad de su discapacidad.
En 2015, cuando formaba parte de la Artillería Montada Real, O’Donnell cayó de su caballo militar y se fracturó la clavícula. Desde entonces, su brazo izquierdo quedó dañado.
Por ese accidente, O’Donnell demandó al Ministerio de Defensa británico por 1,7 millones de libras. Dijo que la armada le facilitó zapatos de montar dos talles más grandes a pesar de que tenía un caballo con tendencia a corcovear. Poco después de la caída, O’Donnell fue desafectada del ejército.
Con el argumento de que tenía el brazo inmovilizado, la mujer de 37 años se anotó en la clase T46 para los Juegos Invictus, una categoría de atletismo para discapacitados con las extremidades comparables a las de un «atleta con una amputación unilateral por encima del codo».
Según la versión de O’Donnell, ella simplemente describió su condición y la organización paralímpica la aceptó.
O’Donnell obtuvo dos medallas de oro en la competencia de 2018 -una de los más importantes en deportes adaptados-, y con el tiempo se convirtió en una referente del crossfit.

La causa de O’Donnell dio un giro en 2022, cuando las cámaras de seguridad la registraron utilizando sus dos brazos prácticamente con normalidad.
“Fundamentalmente deshonesta”
En respuesta a su demanda al Ministerio de Defensa, el juez Kennedy determinó que, de haber competido como atleta de la categoría T46, en ese entonces tenía una función “normal o casi normal” en su brazo.
Frente a las cámaras de vigilancia -prueba que la defensa de la atleta considera insuficiente- se presentó “como si no tuviera ninguna discapacidad”, dijo el magistrado. El video la muestra usando su brazo herido mientras limpia a los caballos o maneja un vehículo para caballos con transmisión manual, sostiene el juez.
Y sentenció: “Eso es lo que considero que tenía la demandante en ese momento. No acepto sus relatos de dolor continuo e hipersensibilidad. Considero que su testimonio sobre sus síntomas debe ser deshonesto”.
La abogada del ministerio, Niazi Fetto, afirma que la mujer busca “deshonestamente” una carrera de atletismo paralímpico en una categoría en la que “no encaja”.
Kennedy aclaró que en 2022, O’Donnell seguía diciendo que necesitaba ayuda para cortar la comida y preparar bebidas calientes, así como para bañarse, vestirse y desvestirse.

“Me temo que mi conclusión es que la evidencia de que el reclamante ha sido deshonesto es abrumadora. Las diferencias entre lo que la demandante dijo a los… expertos que la examinaron y lo que se la puede ver haciendo son marcadas”, dijo Kennedy, y finalizó diciendo “que es probable que tenga que afrontar una factura enorme por los costos del caso”. Lo suyo fue “mala suerte”.
La defensa de la atleta
O’Donnell negó todo. Dijo al tribunal que a la hora de anotarse en la competencia paralímpica simplemente describió su condición.
La mujer negó haber sido deshonesta. Insistió en que su reclamo por daños y perjuicios era genuino y que las acusaciones «no son creíbles» porque ella encaja perfectamente en la clasificación T46.
Como militar, O’Donnell dijo que le habían enseñado a «superar el dolor» y que al seguir su carrera atlética simplemente está haciendo lo mejor que puede para aprovechar al máximo su vida, a pesar de su lesión.