Este año entró en vigencia el nuevo Diseño Curricular para las escuelas primarias de CABA. El mismo generó varios debates dentro de la comunidad educativa por el cambio de enfoque en áreas importantes como Lengua y Matemática. También se incluye la “educación socioemocional”. No son reformas aisladas sino que se dan en el marco de una serie de acuerdos nacionales en el Consejo Federal de Educación conformado por representantes de todas las provincias y signos políticos: macristas, peronistas y mileistas.
En CABA el macrismo envió a los institutos de formación docente una reforma de los planes de estudio para los profesorados de nivel inicial y primaria que no fue debatida con nadie. Luciana Gómez, presidenta del Centro de Estudiantes del Profesorado Normal Nº 1 y parte de la agrupación 9 de Abril comentó que “la realización de estas jornadas no fue producto del azar ni de la mera buena voluntad de las autoridades. Fue el resultado de un proceso de debate y disputa que dimos en el propio Consejo Directivo donde impulsamos la exigencia de que toda la información que el rectorado y el cuerpo docente disponían sobre la reforma fuera puesta a disposición, discutida y socializada con todas las estudiante y con la comunidad educativa en su conjunto.”
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Los que conocemos las formas del Gobierno de la Ciudad no nos sorprende el hermetismo, la información a cuentagotas, generando confusión y desinformación. Ni tampoco la falta de instancia real de participación. Buscando hacer pasar por debajo de la alfombra una reforma profunda y regresiva casi o más que la Unicaba.
¿Qué cambios quieren imponer?
Según lo informado por las autoridades en el nuevo diseño curricular se introducen cambios significativos respecto del plan anterior. Desaparecen asignaturas como Nuevos Escenarios y Problemáticas Educativas, mientras que otras materias modifican su nombre o enfoque, como ocurre con Filosofía y Educación e Instituciones Educativas. Psicología Educacional tendrá menor carga horaria, y materias como Ética, Derechos Humanos y Construcción de la Ciudadanía pasan a ser optativas.
En cuanto a la formación general, materias como Didáctica 1 y Didáctica 2 se unifican en una sola materia anual. Por su parte, las materias troncales del Profesorado de Educación Primaria también pasan a formato anual: Prácticas del Lenguaje 1 y 2 se unifican en Lengua, Enseñanza de la Matemática 1 y 2 pasan a ser Matemática anual, y Enseñanza de las Ciencias Sociales 2 y 3 se transforman en Ciencias Sociales anual. En el caso del Profesorado de Educación Inicial, las materias Sujetos 1, 2 y 3 se unifican en una sola materia anual.
Se incorporan materias como, Lectura, escritura y oralidad en la educación superior, Educación inclusiva, Materiales didácticos digitales, Juego en la Educación Primaria Evaluación en la educación primaria, Alfabetización inicial (para educación inicial).
Si bien estos cambios pueden parecer solo ajustes de horarios o fusiones de materias, tienen un impacto concreto: las materias anuales son más difíciles de sostener, ya que perder una cursada significa perder un año completo, algo especialmente relevante en el marco de que sostener las cursadas hoy en día en el medio del ajuste económico ya es complejo, una vez más la reforma nos empuja a tener que elegir entre trabajar o estudiar.
Esto se vuelve más complejo para las estudiantes que se encuentran a mitad de carrera ya que las materias que no existan en el nuevo plan tendrán menos oferta de cursadas, incluso no dictarlas en algunos turnos. La fecha de vencimiento que pone el Gobierno de la Ciudad para el plan viejo es en el 2028. Tres años para que las estudiantes puedan terminar de cursar, cuando la realidad material de las estudiantes en este contexto de ajuste económico hace que puedan cursar menos materias y el trayecto de las prácticas docentes casi imposible ya que implica tener que renunciar a sus trabajos para poder realizarlas.
Además, lo central no está solo en la organización horaria, sino en el contenido y en el perfil del egresado, donde se visibiliza una clara avanzada ideológica. El nuevo perfil se articula bajo el eje de “capacidades profesionales”, definido en siete competencias: dominar los saberes a enseñar, actuar según modos de aprender, dirigir la enseñanza, intervenir en la dinámica grupal, intervenir institucionalmente, comprometerse con la propia formación e integrar la educación digital. Estas competencias aumentan la presión sobre resultados de aprendizaje y la adaptación a contextos cambiantes. Formando a futuros docentes como meros administradores de contenido, en ninguna de estas “capacidades profesionales” se menciona la formación de docentes críticos que puedan repensar la educación permanentemente. De la mano del cambio de diseño curricular en el nivel primario buscan formar docentes bajo la misma ideología.
Claro está que todo el proceso fue inconsulto con la comunidad educativa, sin autoevaluación, congreso pedagógico ni instancias de debate en la comisión de educación de la Legislatura, ni audiencias públicas.
Un ataque a la democracia y la representación en los institutos
Pero la avanzada no se limita solamente a las reformas curriculares: El Ministerio de Educación porteño también envió a los profesorados el borrador donde busca reformar el Reglamento Orgánico Marco (ROM), que son los marcos normativos que rigen el funcionamiento de todos los institutos.
Este borrador fue armado y enviado a espaldas de la comunidad educativa. El principal ataque: transformar el Consejo Directivo, hoy espacio de cogobierno donde participan docentes, estudiantes, en un simple órgano «asesor» sin poder de decisión. El rector concentraría el poder absoluto y el Consejo perdería sus funciones resolutivas para quedar sólo monitoreando y aconsejando. A su vez, se pretende recortar la representación estudiantil, haciendo al órgano aún más antidemocrático y dejando al claustro mayoritario con voz, pero casi sin voto.
Como señalamos en esta nota, otro punto grave es que se habilitaría la intervención del Consejo Directivo en el funcionamiento del Centro de Estudiantes, hasta ahora autónomo, metiendo la mano de las autoridades en la organización independiente de los estudiantes.
Quieren transformar los institutos de formación docente en la UNICABA que no lograron imponer del todo gracias a la lucha de los 29 profesorados y la comunidad educativa en el año 2018.
Seamos miles contra el ajuste y las reformas «antidemocráticas»
La pelea no se limita a un solo profesorado: el ataque es general y se profundiza con el ajuste del gobierno nacional. El veto de Milei al presupuesto universitario la reforma del ROM y de los planes de estudio, el cierre de carreras o turnos, reformas como el BA aprende y la precarización de la enseñanza forman parte de un mismo plan: mercantilizar la educación y vaciar los profesorados para favorecer a la educación privada.
Frente a esto, las jornadas y debates deben multiplicarse en cada instituto, avanzando hacia asambleas que voten planes de lucha y exijan a los sindicatos, en especial a UTE, que se pongan a la cabeza del reclamo.
Para enfrentar el veto y el ajuste, necesitamos organizarnos y coordinar con todos los sectores en lucha: estudiantes, docentes, trabajadores de la salud y la discapacidad, jubilados y el conjunto del pueblo trabajador.
El gobierno salió de las elecciones provinciales golpeado, este es el momento para redoblar la organización y la lucha contra todo su plan de ajuste. En CABA donde gobierna hace años el macrismo, el peronismo mantiene casi un cogobierno dejando pasar cada una de estas reformas, pero desde la comunidad educativa podemos dar una respuesta. Por eso exigimos que la CGT y la CTA llamen a paro. Como ya demostró el movimiento estudiantil solo la movilización masiva, la huelga y la coordinación amplia pueden frenar esta ofensiva. Tenemos la fuerza para hacerlo y defender la educación como un derecho, no como un privilegio.