La experiencia de LLA con Javier Milei (54) como único líder, parece languidecer y/o explotar, por lo que la experiencia de outsiders tanto como “los mismos de siempre” están promoviendo por sus propios errores a políticos de nueva generación que no son pocos.
La posta entre Schiaretti (76) y Llaryora (52) ha sido larga y compleja, pero finalmente la cesión del poder territorial –Llaryora es hoy el presidente del partido- y la salida de Schiaretti al ámbito nacional, permiten no solo el cambio de liderazgo sino el cambio de estrategias –relaciones con otras provincias lideradas por líderes de su misma generación, inclusión de organizaciones de la sociedad civil en el planeamiento, ejecución y control de sus políticas y de líderes de otros partidos- que amplían el modelo y sistemas de gobierno anteriores como menciono en mi nota del 28/08/2025 “El nuevo modelo cordobesista”.
La postulación de Natalia De la Sota (49), que recoge votos dispersos del delasotismo y quizás del FDT/UP/Fuerza Patria, no parece incomodar demasiado al nuevo cordobesismo, que evita críticas duras.
Obviamente Axel Kicillof (53) en su disputa con La Cámpora, a quien impuso elecciones desdobladas y las listas de candidatos provinciales aun reconociendo a CFK que también tuvo que ceder, planteándose como un nuevo liderazgo en el corazón kirchnerista del país a partir de su agrupación Derecho al Futuro, incorporando otros líderes jóvenes como Juan Grabois (42) y abriendo la posibilidad de coincidencias con los líderes jóvenes de otras provincias.
En Santa Fe, Maximiliano Pullaro (50) está sacudiendo la provincia con la Convención Constituyente –que le permitiría la reelección-, la incorporación de ex miembros de Juntos por el Cambio-Pro y su asociación a Provincias Unidas. Mientras que el peronismo incorpora a Ciudad Futura y Juan Monteverde (40) como cabeza de lista con aceptables resultados.
En CABA, el liderazgo compartido de Leandro Santoro (49), Mariano Recalde (53) e Itaí Hagman (42) bajo la coordinación de Juan Manuel Olmos (52) está obteniendo resultados auspiciosos en un territorio hostil para el peronismo.
En Corrientes los Valdés –Gustavo (57) y Juan Pablo (42)-, Ignacio Torres (37) en Chubut y Gustavo Sáenz (56) en Salta son también de la nueva generación que pretende liderar y sacudirse a la anterior generación de políticos. Mientras tanto otros jóvenes con experiencia como Sergio Massa (53) apoyan y se apoyan en sus pares, otros como Máximo Kirchner (48) compiten con ellos y otros tratan de renacer desde las cenizas de la antigua generación como Horacio Rodríguez Larreta (59) o Jorge Macri (60).
Podría seguir mencionando algunos otros casos de renovación política, aunque algunos ya no son tan jóvenes o todavía no han impulsado el salto generacional o han fracasado en su intento como Rodrigo De Loredo (45), en donde los “mayorcitos” como Cristina Fernández (72), Mauricio Macri (66) y la vieja generación de la UCR, que en varios casos se subsumió con LLA o inclusive el peronismo en una diáspora inocultable, no logran imponer sus condiciones a la nueva generación.
El cambio no solo es generacional, también es estructural en la medida que todos impulsan formas de cooperación inter jurisdiccionales y el abandono de las políticas hegemónicas y territoriales en las que se hace imposible pensar en intervenir en ámbitos mayores a sus propios territorios.
No es extraño que ocurra eso en políticos de nueva generación que tienen por delante 20 o 30 años de participación política. Tampoco es aventurado que en unos años en la búsqueda de hegemonizar, se conviertan en parte de la “vieja generación”, aunque los medios de comunicación actuales dificulten mucho esa pretensión.