Organizado por Cáritas América Latina y el Caribe, entre el 21 y el 26 de septiembre, se realizó en Santo Domingo, República Dominicana, el Encuentro Regional de Directores. Con los objetivos de compartir, reflexionar y fortalecer los lazos que nos unen en la misión de Cáritas, el espacio reunió a más de 40 representantes de los distintos países que integran la región. Participaron también las autoridades regionales y miembros de la Coordinación Regional Ampliada y de la Cooperación Fraterna.
En la convocatoria, Mons. Gustavo Rodríguez Vega, presidente de Cáritas América Latina y el Caribe, expresó que este encuentro «es una oportunidad invaluable para evaluar el camino recorrido, celebrar los logros alcanzados y, sobre todo, mirar juntos hacia el futuro. El contexto social, económico y humanitario en Latinoamérica y el Caribe nos presenta desafíos constantes, pero también nos invita como Iglesia a ser portadores de esperanza y solidaridad».
Las jornadas incluyeron momentos de espiritualidad y reflexión; un análisis compartido de la realidad y la coyuntura regional; la revisión de protocolos de trabajo; un panel para poner en común experiencias de sustentabilidad; y el planteamiento de los desafíos para el marco estratégico de la región.
La posibilidad de compartir mano a mano las distintas realidades, la profundidad del temario y el clima de fraternidad y comunión vivido a lo largo de todo el encuentro fueron muy valorados por todos los participantes.
Sofía Zadara, directora ejecutiva de Cáritas Argentina, destaca que «fue un encuentro importante, en el que analizamos los ejes y temas más importantes de nuestro marco estratégico para ver cómo continuamos los próximos años. También pudimos compartir un espacio con los hermanos de otras Cáritas cooperantes y agencias, quienes contaron lo que hace Cáritas en otros lugares del mundo y aportaron a nuestras líneas de trabajo».
Zadara detalla que “además del intercambio personal de experiencias, que siempre es muy rico, tuvimos la posibilidad de escuchar un análisis de los contextos de los países, tratando de reforzar nuestra identidad como región y acompañar las fragilidades y esperanzas que nos unen”. Y concluye: “es lindo sabernos unidos en la misión y hermanados en un proceso de transformación social y de Iglesia en salida”.